Inquietud y preocupación por el gigantesco agujero que se ha abierto en el sol
Una abertura colosal libera partículas solares que ya están impactando nuestro planeta

Se ha formado un agujero coronal de gran tamaño en la atmósfera del Sol, liberando un flujo constante de partículas cargadas que ya está llegando a la Tierra. Este fenómeno ha provocado una tormenta geomagnética moderada que los científicos seguirán monitorizando durante las próximas 48 horas. No supone ningún peligro inmediato, pero coincide con el momento en que la NASA confirmó oficialmente que el Sol ha alcanzado su punto máximo de actividad en su ciclo de 11 años.
Según informa ScienceAlert, este agujero coronal está expulsando viento solar a velocidades superiores a los 800 kilómetros por segundo. La tormenta geomagnética resultante ha sido clasificada como G2 en la escala de intensidad que va del G1 al G5, lo que significa que estamos ante un evento de magnitud moderada pero con efectos visibles en nuestro planeta. No es la primera vez que presenciamos fenómenos similares este año, pues recordemos que el Sol lanzó la llamarada más grande de 2025 el pasado mes de mayo.
Los agujeros coronales no son lo que parecen
Los agujeros coronales, pese a su nombre, no son realmente agujeros como los que podríamos imaginar. Son regiones donde el campo magnético solar se debilita mucho, lo que permite que las partículas cargadas escapen hacia el espacio de forma más libre y rápida. A diferencia de las explosivas eyecciones de masa coronal, estos agujeros pueden durar semanas enteras y aparecen con frecuencia durante el máximo solar, cuando nuestra estrella está más activa.
Este agujero coronal ha provocado algunos efectos menores en distintos sistemas, aunque nada preocupante. Los satélites en órbita baja están experimentando ligeros cambios en su trayectoria debido a las alteraciones en la densidad atmosférica, mientras que las comunicaciones de radio de alta frecuencia sufren interferencias menores, especialmente en latitudes elevadas. Las redes eléctricas de regiones cercanas a los polos también registran fluctuaciones leves, pero sin comprometer el suministro general de energía.
El aumento de actividad solar que venimos observando tiene sus consecuencias. Como ya hemos visto anteriormente, los satélites se están estrellando contra la Tierra por culpa de esta mayor actividad de nuestra estrella. Un ejemplo claro es cómo el Sol se está cebando con los satélites de Elon Musk, provocando que cientos de dispositivos Starlink caigan del cielo porque la atmósfera superior se calienta más.
Las auroras boreales y australes podrán verse en latitudes más bajas de lo habitual durante las próximas noches, llegando potencialmente hasta los 55 grados de latitud norte y sur. Esto significa que regiones como el norte de Europa, gran parte de Canadá, el sur de Argentina y Chile podrían disfrutar de estos espectáculos lumínicos naturales. Eso sí, en el hemisferio norte, al estar tan cerca del solsticio de verano, hay pocas horas de oscuridad, lo que complica bastante la observación.
Los expertos recomiendan a quien quiera ver auroras que busque zonas alejadas de la contaminación lumínica y use cámaras con capacidad de larga exposición para capturar detalles que podrían pasar desapercibidos al ojo humano. Las mejores oportunidades llegarán durante las madrugadas de los próximos días, aunque conviene consultar los pronósticos actualizados en plataformas especializadas como Space Weather Live.
Todo esto nos recuerda que los fenómenos solares afectan más de lo que creemos a nuestra tecnología diaria, desde los sistemas de navegación GPS hasta las comunicaciones por satélite que usamos a menudo. La tormenta actual no supone riesgos graves, pero deja claro lo conectados que estamos con lo que pasa en el espacio.