La ciencia no da crédito: el enigma sobre los objetos naranjas en la superficie de la Luna
Científicos analizan con nueva tecnología las diminutas esferas naranjas que los astronautas del Apolo trajeron hace más de 50 años de la superficie lunar
En la superficie lunar, millones de diminutas cuentas de vidrio naranja siguen dando pistas sobre el pasado volcánico de nuestro satélite tras cinco décadas de investigación. Estas minúsculas esferas, cada una más pequeña que un grano de arena, cubren extensas zonas del suelo lunar y fueron traídas a la Tierra por astronautas del Apolo hace más de 50 años. Los científicos han conseguido por fin desvelar su verdadero origen.
Tal y como recoge Futurism, estas cuentas se formaron durante erupciones volcánicas explosivas que tuvieron lugar hace más de 3.000 millones de años. El material fundido expulsado por volcanes lunares se solidificó en el vacío espacial, creando estas cápsulas del tiempo que han permanecido intactas gracias a la ausencia de erosión atmosférica en nuestro satélite.
Tecnología revela el pasado explosivo lunar
Ryan Ogliore, profesor de física en la Universidad de Washington y coautor del estudio, explica que estas cuentas demuestran que la Luna tuvo erupciones explosivas similares a las fuentes de fuego que observamos en Hawái. La falta de atmósfera lunar permitió que estos frágiles testimonios geológicos sobrevivieran durante eones sin sufrir alteraciones por factores externos.
El avance clave ha sido el uso de microscopía electrónica y espectroscopía de rayos X, técnicas que no existían cuando se trajeron las muestras originales. Este análisis detallado muestra que cada cuenta posee una composición química única, actuando como registros precisos de las condiciones volcánicas específicas que existían en el momento de su formación. Los investigadores lo comparan con leer el diario de un antiguo vulcanólogo lunar.
La investigación ha tenido que superar obstáculos técnicos importantes debido al tamaño microscópico de las muestras, inferior a un milímetro. También han requerido manipulación en ambientes estrictamente controlados para evitar su reacción con el oxígeno terrestre, lo que habría alterado su composición original y echado por tierra los resultados del estudio.
El estudio, próximo a publicarse en la revista Icarus, reconstruye la evolución geológica lunar con un detalle sin precedentes. Los hallazgos confirman que el vulcanismo lunar incluía eventos explosivos, no solo los flujos de lava tradicionales que se habían documentado antes. Esta investigación también muestra similitudes sorprendentes con procesos volcánicos terrestres, aunque con composiciones químicas muy diferentes.
Los resultados van más allá de la simple curiosidad científica. Como explica el estudio sobre la edad lunar, nuestro satélite podría haberse formado casi a la vez que la Tierra hace 4.500 millones de años. La relación entre ambos cuerpos celestes es más estrecha de lo imaginado, como demuestra la investigación sobre cómo un cuarto de los residuos lunares terminan impactando nuestro planeta.
Los científicos también han descubierto que la Luna posee una tenue atmósfera cuyo origen se relaciona con impactos de meteoritos y la acción del viento solar. Este hallazgo encaja con la teoría del gigantesco océano de lava que habría cubierto la superficie lunar en sus primeros tiempos, respaldada por datos de la misión Chandrayaan-3.
Las cuentas naranjas, que antes eran simplemente una curiosidad lunar, ahora explican cómo los cuerpos celestes sin atmósfera conservan su historia geológica durante miles de millones de años. Su análisis continuo promete desvelar más secretos del sistema solar primitivo, ofreciendo una ventana única hacia los procesos que moldearon no solo la Luna, sino también la Tierra en sus primeras etapas de formación.