Quirón, el centauro estelar que tiene una de las formas más extrañas de nuestro sistema solar
El telescopio James Webb descubre una compleja mezcla de hielos y gases activos que explica su misteriosa actividad a 18 unidades astronómicas del Sol

El telescopio espacial James Webb ha revelado por primera vez la verdadera composición de Quirón, un objeto celeste de 215.6 kilómetros de diámetro que exhibe aumentos esporádicos de brillo. Los científicos han identificado actividad reciente durante julio de 2023, cuando el objeto se encontraba cerca de su máxima distancia del Sol, a 18.8 unidades astronómicas.
Según publica la revista Astronomy & Astrophysics, las observaciones revelan una composición sin precedentes entre los centauros estudiados hasta ahora. El análisis espectroscópico muestra un perfil único que combina emisiones de gas metano con hielo de agua en estado amorfo, sugiriendo una compleja interacción entre diferentes materiales volátiles.
Quirón desafía nuestra comprensión de los cuerpos helados del Sistema Solar
Las observaciones revelan emisiones nunca antes vistas en un objeto tan distante del Sol. La presencia de dióxido de carbono, monóxido de carbono, etano, propano y acetileno en su superficie, junto con la detección de una coma de gas metano y emisiones de dióxido de carbono, sugiere que Quirón podría ser un recién llegado a la región planetaria. Esta compleja química se relaciona con otros planetas que muestran características cometarias, aunque ninguno presenta una diversidad comparable.
Un aspecto particularmente intrigante es la temperatura de la superficie, estimada en 61 K (-212°C) durante las observaciones. Esta baja temperatura permite la supervivencia del metano atrapado en hielo de agua amorfo, similar a lo observado en otros cuerpos celestes que podrían albergar material orgánico, aunque en condiciones muy diferentes.
El espectro infrarrojo también revela una peculiar pendiente azul por debajo de 1.2 µm, un rasgo poco común entre los centauros y objetos transneptunianos observados con Webb. Esta característica sugiere una composición única, posiblemente debido a la presencia de una coma más azulada o una capa de polvo y hielos, alejándose del típico tono rojizo observado en otros objetos similares.
A lo largo de su órbita, la temperatura de equilibrio de Quirón se mantiene por debajo de los 140 K (-133°C), lo que permite la supervivencia de hielos volátiles en su superficie. En el punto subsolar, donde la radiación solar es más directa, la temperatura puede alcanzar los 90 K (-183°C), lo suficiente para activar la sublimación de ciertos compuestos.
La detección de hidrocarburos ligeros como etano y acetileno abre nuevas perspectivas sobre la evolución química de estos objetos. Estos compuestos presentan una doble naturaleza: podrían provenir de regiones interestelares frías o formarse por radiación del metano bajo condiciones similares al entorno actual de Quirón.
La coma en forma de abanico, que se extiende aproximadamente 180 grados hacia el noreste, demuestra una producción de gas localizada cerca del punto subsolar. Esta morfología descarta teorías previas sobre la presencia de un halo extenso de granos helados alrededor del núcleo y sugiere una fuente activa que responde directamente a la insolación solar.
El análisis detallado de la banda de dióxido de carbono muestra características compatibles tanto con la absorción típica de objetos transneptunianos ricos en carbono como con emisión gaseosa. Esta dualidad representa un descubrimiento significativo que podría explicar el comportamiento único de Quirón y su capacidad para mantener actividad incluso a grandes distancias del Sol.
Los investigadores también han identificado productos de irradiación del dióxido de carbono y monóxido de carbono, como el trióxido de carbono y otros óxidos, que respaldan la teoría de una evolución química compleja en la superficie del centauro. Este descubrimiento proporciona nuevas pistas sobre los procesos que moldean estos enigmáticos objetos del Sistema Solar exterior.