La idea más loca (y genial) de Mazda: un motor rotatorio que usa algas y absorbe su propia contaminación
Mazda sorprende al mundo del motor con un revolucionario concepto que combina un motor rotatorio alimentado por algas y un sistema capaz de absorber el 20% de sus propias emisiones de CO₂
Mientras la mayoría de los fabricantes se vuelcan de lleno en los coches eléctricos, Mazda sigue apostando por la combustión (a pesar de haber lanzado un SUV eléctrico recientemente), pero con un toque tan creativo como inesperado. La marca japonesa ha presentado un concepto que parece sacado de una película de ciencia ficción: un motor rotatorio que funciona con biocombustible de algas y que, además, es capaz de absorber parte de su propio dióxido de carbono.
Un motor que “respira” lo que contamina

El motor del Vision X Coupe funciona con biocombustible obtenido de microalgas Nannochloropsis
El prototipo, conocido como Vision X-Coupe, debutó en el Japan Mobility Show y llamó la atención por su diseño y su regreso al motor rotatorio. Sin embargo, lo más interesante está en su interior: un sistema denominado “Mobile Carbon Capture”, capaz de capturar hasta el 20% de los gases del escape.
Según Mazda, esta tecnología no es un simple experimento. Ya han logrado separar el dióxido de carbono del resto de los gases mediante un material absorbente llamado zeolita. El CO₂ capturado se almacena en un pequeño tanque y podría reutilizarse más adelante, por ejemplo, en la fabricación de plásticos reciclados.
Kazuo Ichikawa, miembro del departamento de Investigación Ambiental de Mazda, explicó que el sistema está siendo probado en competiciones como la Super Taikyu Series, lo que demuestra que la idea ya ha pasado del laboratorio al asfalto.
El secreto está en las algas
Pero eso no es todo. Este motor rotatorio no quema gasolina, sino un biocombustible obtenido de microalgas Nannochloropsis, una especie capaz de producir aceites similares al diésel mientras absorbe dióxido de carbono durante su crecimiento.
Mazda asegura que el uso de este biocombustible puede reducir las emisiones hasta en un 90% respecto a los combustibles fósiles. Y si sumamos la captura del 20% del propio escape, el resultado sería un coche con balance negativo de carbono, es decir, que limpia el aire mientras se conduce.
Un sueño difícil, pero no imposible
El mayor reto, como admite la propia marca, está en la producción a gran escala del biocombustible. En la actualidad, obtener apenas un litro puede tardar más de dos semanas, lo que limita su viabilidad industrial.
Sin embargo, la compañía Mazda confía en que los avances en biotecnología reduzcan esos tiempos y permitan un futuro donde los coches de combustión sean, paradójicamente, una herramienta contra la contaminación. Puede que parezca una locura, pero si alguien pueda convertirla en realidad, probablemente sea Mazda.