Samsung Galaxy Z Fold7, análisis: el rey de los plegables por fin conquista el mundo real
No solo es el más ligero y delgado de la historia. El Galaxy Z Fold7 es el smartphone que ejemplifica la madurez que Samsung ha conseguido después de casi siete años de ensayo y error con su familia Galaxy Z

He podido probar prácticamente todas y cada una de las siete generaciones de la familia Galaxy Fold. He vivido su evolución desde aquel primer y frágil prototipo que parecía sacado de una película de ciencia ficción (y cuyo lanzamiento tuvo que ser retrasado por problemas de durabilidad), hasta los modelos más recientes. Y durante todos estos años, recomendar un Fold siempre ha venido acompañado de una lista de advertencias, de un "pero..." que tenías que aceptar. Era el peaje a pagar por llevar el futuro en el bolsillo: un dispositivo grueso, pesado y con ciertos compromisos en la cámara o la pantalla exterior. Hoy, después de varias semanas de uso intensivo con el nuevo Samsung Galaxy Z Fold7, puedo decir, por primera vez, que ese "pero" casi ha desaparecido. No estamos ante una simple evolución; estamos ante la reinvención del plegable de Samsung, el punto de inflexión que esta línea de dispositivos necesitaba para dejar de ser un nicho para entusiastas y convertirse, por fin, en una opción real para todos.
El concepto del smartphone plegable siempre ha sido una promesa seductora: la potencia y la portabilidad de un teléfono, con la productividad y la inmersión de una tablet. Un dos en uno que parecía destinado a ser el siguiente gran salto en la evolución de la tecnología móvil. Samsung fue la primera en atreverse a materializar esa promesa, y durante siete generaciones, ha liderado en solitario un mercado que ella misma creó.
Sin embargo, esa promesa siempre ha conllevado un pacto con el diablo, un compromiso que, que quienes preferimos el formato "Fold" por encima de otros, hemos tenido que aceptar. A cambio de esa espectacular pantalla interior, hemos cargado con un dispositivo que, cerrado, se sentía como un ladrillo en el bolsillo. Un móvil grueso, pesado, con una pantalla exterior demasiado estrecha que convertía la simple tarea de escribir un WhatsApp en un ejercicio de malabarismo dactilar. Era el precio de la innovación.
Ahora, Samsung ha redefinido lo que un Fold debe ser. Ha cogido la lista de compromisos históricos y la ha tachado casi por completo, creando un dispositivo que, por primera vez, se siente como un smartphone excepcional cuando está cerrado, y como una tablet increíble cuando está abierto.
Pero, como en toda buena historia de ingeniería, esta obsesión por la delgadez y la perfección ha traído consigo nuevos desafíos y, sí, nuevos compromisos. Porque aunque el rey de los plegables por fin ha salido de su jaula de oro, su reinado en el mundo real todavía no es absoluto.
+ Pros
- Extremadamente fino y muy ligero, pero robusto a pesar de ello
- Pantalla exterior más grande y útil
- Excelente calidad de pantallas, tanto interior como exterior
- Buen rendimiento
- Muy buena cámara principal
- Contras
- La autonomía y la velocidad de carga son puntos a mejorar
- Sin soporte para S-Pen
- El teleobjetivo no está al nivel de sus rivales

Precio del Samsung Galaxy Z Fold7 y dónde comprarlo
En España, el Samsung Galaxy Z Fold7 tiene un precio que parte desde 2.109 euros en su variante con 12 GB de memoria RAM y 256 GB de almacenamiento. Está disponible a través de los principales canales de distribución autorizados, incluyendo la propia store de Samsung.
Ficha técnica de características
Características y especificaciones técnicas | |
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Dimensiones y peso | Plegado 72,8 x 158,4 x 8,9 mm Desplegado 143,2 x 158,4 x 4,2 mm 215 gramos |
Pantalla | Externa Dynamic AMOLED 2X de 6,5 pulgadas, LTPO 1-120 Hz, resolución de 2.520 x 1.080 píxeles, 21:9, 422 ppp Interna Dynamic AMOLED 2X Flex Display de 8,0 pulgadas, LTPO 1-120 Hz, resolución de 2.184 x 1.968 píxeles, 368 ppp |
Procesador | Qualcomm Snapodragon 8 Elite 'for Galaxy' (3 nm), octa-core @ 4.32 GHz, GPU Adreno 830 |
RAM | 12 GB ó 16 GB (LPDDR5X) |
Almacenamiento | 256 GB, 512 GB ó 1 TB (UFS 4.0) |
Sistema operativo | Android 16 con One UI 8 y Galaxy AI |
Conectividad | 5G con doble-SIM (2x nanoSIM + eSIM) Wi-Fi 802.11 a/b/g/n/ac/6e/7, tri-band Bluetooth 5.4 LE con aptX HD NFC aGPS + GALILEO + GLONASS + BDS + QZSS Ultra Wideband (UWB) USB v3.2 tipo-C, OTG |
Cámaras | Trasera: 200 MP (wide) ƒ/1.7, Quad Pixel AF, OIS, tamaño de píxeles de 0,6 μm, 85º 12 MP (ultrawide) ƒ/2.2, tamaño de píxeles de 1,4 μm, 120º 10 MP (telephoto) ƒ/2.4, PDAF, OIS, tamaño de píxeles de 1,0 μm, 36º, zoom óptico 3X Frontal: 10 MP ƒ/2.2, tamaño de píxeles de 1,12 μm, 85º Interna: 10 MP ƒ/2.2, tamaño de píxeles de 1,12 μm, 100º |
Batería | 4.400 mAh (doble módulo, no extraíble) Carga rápida de 25 W Carga inalámbrica rápida 15 W Carga reversible PowerShare 4,5 W |
Otros | Cuerpo de Advanced Armor Aluminium Frontal de Gorilla Glass Ceramic 2 Trasera de Gorilla Glass Victus 2 Lector de huellas dactilares (lateral) Certificación IP48 Samsung KNOX |
El fin del compromiso: un diseño que lo cambia todo

Con su formato ultrafino y ligero, el Galaxy Z Fold7 ya no se siente como un móvil plegable / Fotografía de Christian Collado
Si hay una razón por la que el Galaxy Z Fold7 va a marcar un antes y un después, es esta: el diseño. Samsung ha conseguido lo que parecía imposible, ha pulverizado la barrera física que separaba a los plegables de los smartphones tradicionales. Este es, sin duda, el aspecto más importante y transformador de este modelo.
Las cifras hablan por sí solas. Plegado, el Z Fold7 tiene un grosor de solo 8,9 milímetros. Desplegado, se queda en unos increíbles 4,2 milímetros. Y su peso es de apenas 215 gramos. Para poner estos datos en contexto, es incluso más ligero que el Galaxy S25 Ultra, el buque insignia de formato tradicional de la propia Samsung. La reducción respecto al primer Galaxy Fold, que tenía 17,1 milímetros de grosor, es de casi un 50%. Es una proeza de la ingeniería.
Pero más allá de los números, lo que de verdad importa es la sensación en la mano. Y aquí, el cambio es radical. El Z Fold7 ya no se siente como un "ladrillo". Ya no es ese dispositivo que notas constantemente en el bolsillo, que te obliga a llevar pantalones con bolsillos grandes o a resignarte a llevarlo en una mochila. Por primera vez, se siente como un smartphone. Un smartphone grande, sí, pero no más incómodo que cualquier otro gama alta del mercado. Este cambio, por sí solo, elimina la principal barrera de entrada que muchos usuarios tenían con la familia Fold.








Gran parte de este logro se debe a la nueva bisagra Armor FlexHinge. Es más fina, más ligera y utiliza un diseño mejorado en forma de gota de agua con una estructura de múltiples raíles que, además de reducir el grosor, minimiza la visibilidad del pliegue en la pantalla interior y refuerza la durabilidad al distribuir la tensión de forma más uniforme.
A esta sensación de "smartphone normal" contribuye, y mucho, la nueva pantalla exterior. Samsung por fin ha escuchado a los usuarios y ha ensanchado el panel, adoptando una relación de aspecto de 21:9. Sigue sin ser tan ancha y cómoda como la de un Pixel 9 Pro Fold, que para mí sigue siendo la referencia en este aspecto, pero la mejora respecto a las generaciones anteriores es abismal. Escribir correos, responder a mensajes de WhatsApp o simplemente navegar por redes sociales en la pantalla exterior ya no es una experiencia frustrante. Es una experiencia cómoda y natural.
Y cuando lo abres, la magia se multiplica. La pantalla interior Dynamic AMOLED 2X crece hasta las 8 pulgadas, un 11% más que la generación anterior, gracias a unos marcos más reducidos. Es un lienzo espectacular, con un brillo máximo de 2.600 nits que garantiza una visibilidad perfecta en cualquier condición de luz y una calidad de imagen soberbia para trabajar o consumir contenido multimedia. Y sí, las bondades son aplicables a ambos paneles utilizados por Samsung, tanto el interior como el exterior.




Además, Samsung ha tomado una decisión que aplaudo con entusiasmo: ha eliminado la cámara bajo la pantalla interna. Aquel experimento tecnológico, aunque interesante, ofrecía una calidad de imagen pésima y dejaba una zona de píxeles de menor resolución que era visible constantemente. En su lugar, ahora tenemos un pequeño orificio para la cámara, una solución mucho más práctica que prioriza la calidad de la cámara y de la pantalla, que al final es lo que usamos el 99,9% del tiempo.
En cuanto a la durabilidad, Samsung ha echado el resto. La pantalla exterior está protegida por el nuevo Corning Gorilla Glass Ceramic 2, un material que, según la marca, ofrece una resistencia a las grietas muy superior. El marco sigue siendo de Advanced Armor Aluminum, y el conjunto mantiene la certificación de resistencia al agua. Es, sin duda, el plegable más robusto que Samsung ha fabricado.
Como única pega en este sentido, mencionaría la decisión de Samsung de apostar por el diseño recto con esquinas marcadas propio de la serie Galaxy Ultra. Aunque es innegable que se trata de un rasgo propio muy difrencial de la línea de móviles más avanzada de Samsung, la realidad es que puede llegar a resultar incómodo cuando las esquinas se clavan en la mano durante el uso del dispositivo.
Potencia de 'flagship' en un cuerpo ultrafino (y el reto del calor)

En el interior del Samsung Galaxy Z Fold7 se esconde un procesador Qualcomm Snapdragon 8 Elite for Galaxy / Fotografía de Christian Collado
En el corazón del Z Fold7 late el Snapdragon 8 Elite for Galaxy, el procesador estrella de Qualcomm para este año, optimizado específicamente para los dispositivos de Samsung. Y como era de esperar, el rendimiento es excepcional. En el día a día, el teléfono vuela. La multitarea con varias aplicaciones a la vez en la pantalla grande es una experiencia fluida y sin el más mínimo atisbo de lag. Los juegos más exigentes se mueven con una soltura pasmosa y los tiempos de carga son inexistentes.
Sin embargo, la extrema delgadez del dispositivo tiene una consecuencia directa en la que quizás no habíamos pensado: la disipación de calor. Un chasis más fino significa menos espacio para los componentes de refrigeración, y eso se nota. En mis pruebas, he podido comprobar que es fácil notar que el teléfono se sobrecalienta al llevar a cabo tareas demandantes. Algo parecido ya sucedía en el Samsung Galaxy S25 Edge.
Jugando a títulos como Genshin Impact o Call of Duty: Mobile con los gráficos al máximo, a los 20-30 minutos la parte trasera del teléfono, especialmente la zona cercana al módulo de cámaras, alcanza una temperatura considerable. No llega a quemar, pero sí resulta algo incómoda. Este calor provoca que el procesador entre en thermal throttling (una reducción de su rendimiento para protegerse), lo que se traduce en una ligera caída de los fotogramas por segundo en sesiones de juego muy prolongadas. Lo mismo ocurre al editar o exportar vídeos en 4K. No es un problema grave para el usuario medio, pero es un factor a tener en cuenta para los power users y los gamers más exigentes.
La batería, el peaje a pagar por la delgadez

Con "solo" 4400 mAh, la del Galaxy Z Fold7 es una de las baterías más pequeñas de los plegables de gran formato de última generación / Fotografía de Christian Collado
Y llegamos al que es, para mí, el gran compromiso de este año: la batería. Samsung ha decidido mantener la misma capacidad que en la generación anterior, 4400 mAh. Es una decisión que, en un mercado donde otros fabricantes de plegables como HONOR ya apuestan por baterías de más de 5800 mAh y tecnologías de silicio-carbono, se siente conservadora.
Samsung confía en la mayor eficiencia del nuevo procesador y en la optimización de One UI 8 para compensar esta capacidad. Y en parte, lo consigue. La autonomía, sin ser mala, sirve para llegar al final del día con un uso moderado, y ya. En mis jornadas de prueba, con un uso mixto de redes sociales, correo, fotografía y algo de consumo multimedia, he llegado al final del día con un 15-20% de batería restante. Sin embargo, en los días de uso más intensivo, con mucho tiempo de pantalla en el panel interior y sesiones de juego, he tenido que pasar por el cargador a media tarde.
No está al nivel de la autonomía que ofrecen otros móviles plegables de formato grande, y se queda lejos de la de los buques insignia de formato tradicional. A esto se suma una carga que tampoco es especialmente rápida, manteniendo los mismos vatios que la generación anterior. En un dispositivo de este precio y enfocado a la productividad, una mayor autonomía y una carga más veloz son dos aspectos en los que Samsung tiene un claro margen de mejora.
La cámara que el Fold se merecía (casi al completo)

El módulo de triple cámara trasera del Samsung Galaxy Z Fold7 / Fotografía de Christian Collado
El apartado fotográfico ha sido históricamente uno de los puntos débiles de la serie Fold en comparación con la serie S Ultra. Con el Z Fold7, Samsung ha querido acabar con esa distinción de un plumazo. Y lo ha hecho a lo grande, heredando el sensor principal de sus hermanos mayores.
La cámara principal es el espectacular ISOCELL HP2 de 200 megapíxeles que ya vimos en los Galaxy S25 Ultra y S25 Edge. Y la mejora es, sencillamente, abismal. Las fotografías que se obtienen con este sensor son fantásticas en prácticamente cualquier condición. El nivel de detalle es increíble, el rango dinámico es excelente y el rendimiento en condiciones de poca luz ha dado un salto de gigante. Los colores, como es habitual en Samsung, son vibrantes y con un punto de saturación que los hace muy atractivos para redes sociales.
El teleobjetivo de 3 aumentos ópticos también ofrece un buen rendimiento, sobre todo en exteriores y durante el día. Es capaz de capturar detalles con nitidez tanto en objetos cercanos como lejanos. Sin embargo, en cuanto la luz disminuye, su calidad empieza a deteriorarse de forma notable, apareciendo el ruido y perdiendo definición. No impresiona en condiciones de iluminación más difíciles, y se echa en falta la versatilidad y la calidad del zoom periscópico de la gama Ultra.
















El ultra gran angular es correcto. Cumple su función, pero la calidad de imagen está un par de escalones por debajo de la del sensor principal. Su gran ventaja es que, por fin, incluye enfoque automático, lo que le permite capturar fotografías macro con un buen nivel de detalle.
En cuanto al vídeo, el Z Fold7 hace un buen trabajo en general, destacando de nuevo la calidad de la grabación con la cámara principal. Es, sin duda, el mejor y más versátil sistema de cámaras que hemos visto en un plegable de Samsung hasta la fecha, pero sigue existiendo una jerarquía clara respecto a la gama Ultra.
Galería de fotos y vídeos con Samsung Galaxy Z Fold7
One UI 8 y Android 16: el software como pegamento de la experiencia

One UI 8 en el Samsung Galaxy Z Fold7 / Fotografía de Christian Collado
Si hay un apartado donde Samsung no tiene rival en el mundo de los plegables, es en el software. El Z Fold7 llega con One UI 8, basado en Android 16, convirtiéndose en el primer móvil del mercado en estrenar la última versión del sistema operativo de Google. Y la experiencia es, sencillamente, la más pulida y optimizada para un formato plegable que existe.
La multitarea es una delicia, la barra de tareas es increíblemente útil y todas las funciones están pensadas para sacar el máximo partido a la gran pantalla interior. Las nuevas funciones de Galaxy AI se benefician enormemente de este formato, permitiendo, por ejemplo, tener los resultados de una búsqueda de IA en una mitad de la pantalla mientras sigues trabajando en la otra.
Visualmente, no hay una gran revolución respecto a la versión anterior, pero la fluidez y la estabilidad del sistema son impecables. Y, por supuesto, la promesa de siete años de actualizaciones de sistema operativo y de seguridad es un argumento de compra potentísimo que garantiza una longevidad que muy pocos fabricantes pueden ofrecer.
Los pequeños detalles que marcan la diferencia

La parte trasera del Samsung Galaxy Z Fold7, en color azul / Fotografía de Christian Collado
Más allá de los grandes titulares, el Z Fold7 está repleto de pequeños detalles que elevan la experiencia y lo sitúan por encima de sus rivales. El sistema de altavoces estéreo produce un sonido potente, claro y equilibrado, ideal para consumir contenido multimedia. El lector de huellas dactilares, situado en el botón lateral, es extremadamente rápido y fiable. El motor de vibración ofrece una respuesta háptica precisa y de gran calidad. Y el soporte para Samsung DeX sigue siendo una herramienta increíblemente potente para los profesionales que quieren convertir su móvil en un ordenador de sobremesa.
Conclusión: ¿vale la pena el Samsung Galaxy Z Fold7?

Los parecidos con la serie "Ultra" son cada vez más razonables / Fotografía de Christian Collado
Llegamos al final, y toca emitir un veredicto. El Samsung Galaxy Z Fold7 es, innegablemente, el mejor smartphone plegable que Samsung ha creado hasta la fecha. El salto adelante en diseño es tan monumental que, por sí solo, justifica el cambio de generación. Por primera vez, tenemos un dispositivo que no te obliga a elegir entre la comodidad de un smartphone y la potencia de una tablet. Lo tienes todo en un cuerpo increíblemente fino y ligero.
A esto se suma una mejora sustancial en la cámara principal, un software que sigue siendo la referencia absoluta en el sector y una serie de detalles que redondean una experiencia de gama alta.
Sin embargo, y a pesar de este enorme paso adelante, siguen existiendo compromisos con los que hay que aprender a convivir. La autonomía de la batería es solo correcta, y se queda por detrás de la de sus principales competidores. La velocidad de carga no es la más rápida del mercado. La cámara teleobjetivo sigue siendo mediocre en condiciones de poca luz. Y la ausencia del S Pen integrado, que sí vimos en generaciones anteriores, es una pérdida notable para la productividad.
El Galaxy Z Fold7 es el punto de madurez de la tecnología plegable. Es el momento en que el formato deja de ser un experimento para convertirse en una alternativa real y convincente. Es el rey de los plegables, y por fin ha salido de su jaula de oro para conquistar el mundo real. Pero su reinado, aunque sólido, todavía no es absoluto. Aún quedan batallas por librar y compromisos por resolver en el camino hacia el smartphone definitivo.
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