2025 es el año de Linux en el escritorio y PewDiePie tiene la culpa
El youtuber más famoso tras MrBeast se ha pasado a Linux, ha abandonado Google y está arrastrando a millones con él. Su hartazgo ha calado más que dos décadas de activismo

Después de décadas de ser considerado un meme recurrente en la comunidad tecnológica, el concepto del "año de Linux en el escritorio" ha cobrado una relevancia inesperada en 2025. Por primera vez en la historia, Linux ha superado el 5% de cuota de mercado en Estados Unidos, alcanzando exactamente el 5,03% según las estadísticas de StatCounter.
Sin embargo, el catalizador más sorprendente de este fenómeno no ha sido una empresa tecnológica ni una innovación revolucionaria, sino Felix Kjellberg, más conocido como PewDiePie, el segundo creador individual de YouTube con 110 millones de suscriptores. Su video "I installed Linux (so should you)", publicado el 26 de abril de 2025, ha tenido un impacto tan grande en la adopción de Linux que ha llevado a muchos analistas a afirmar que PewDiePie tiene una responsabilidad directa en convertir 2025 en el verdadero año de Linux en el escritorio.
Y yo, como alguien que siempre ha defendido a Linux (ya sé que se dice GNU/Linux, pero estamos intentando hablar para foráneos, no me saltéis al cuello), que lo utiliza a diario en su oficina doméstica (desgraciadamente no en mi estudio, mis interfaces de audio y Linux se llevan regular), creo que por primera vez "el año de Linux en el escritorio" puede dejar de ser un meme. Veamos por qué a continuación.
El fin del meme eterno

Linux Mint, una de las distribuciones más user friendly del mercado
La expresión "el año de Linux en el escritorio" se ha convertido en uno de los memes más recurrentes, persistentes y autodespectivos de la comunidad tecnológica. Cada año desde 1998 alguien proclama que por fin, que esta vez sí, que es el momento, prometiendo siempre que finalmente Linux sería una alternativa viable para el usuario medio. La realidad es que lleva unos años siendo así en según qué distribuciones, pero obviemos eso por ahora.
Durante más de dos décadas, esta predicción se ha repetido con un fervor casi religioso, convirtiéndose en una broma interna entre entusiastas del software libre. La ironía del meme es su propia persistencia: cuanto más se proclamaba, más evidente se hacía que Linux no estaba logrando la penetración masiva esperada en los hogares y oficinas del mundo.
Y sin embargo, este núcleo de un sistema operativo (el kernel, lo que lo rodeaba inicialmente eran herramientas y utilidades de GNU, de ahí el nombre) desarrollado por Linus Torvalds en 1991, a pesar de haber demostrado una superioridad aplastante en servidores y supercomputadores, nunca ha conseguido salir de ahí y de un nicho de usuarios fiel, apasionado y, lo admito, con apariencia de culto.
¿Y por qué Linux no había empezado a salir del nicho hasta ahora? El primer problema es el mismo que vemos en Android: la dichosa fragmentación. En Linux hay, depende de a quién le preguntes (Chris Titus defiende esta aproximación y yo también), cuatro grandes distribuciones. A saber:
- Debian.
- Ubuntu.
- Fedora / Red Hat.
- Arch.
Casi todas las demás distribuciones (Mint, OpenSUSE, Manjaro, CachyOS, Pop! OS...) derivan de una de esas cuatro ramas principales. Las pocas excepciones (Void Linux, Slackware, Gentoo o NixOS) operan al margen del árbol genealógico habitual, pero siguen siendo casos muy minoritarios en un ecosistema ya bastante reducido.

Muchos usuarios piensan en esto cuando oyen hablar de Linux... y esto no representa el estado actual del sistema
El segundo problema es un mito que sigue acompañando a Linux a día de hoy: una elevada curva de aprendizaje para los usuarios que vienen de los entornos gráficos puros. Como dije antes, esto ya no es estrictamente cierto para según qué distribuciones. Por ejemplo, puedes instalar Linux Mint en tu ordenador y, salvo que un día tengas que hacer algo avanzado, no tienes ni que abrir la Terminal si no quieres.
El tercer problema (de este doy fe por el asunto de los drivers propietarios para interfaces de audio) es el problema de compatibilidad con según que hardware e incluso software que no tiene ports para Linux. Lo del hardware poco a poco se va mejorando, afortunadamente. La mayoría de programas que usas en Windows tienen una alternativa nativa o con funcionalidades similares en Linux. Y luego hay algunos que no lo tienen... de momento, como Photoshop. Pero si el ritmo de crecimiento del sistema sigue así, puede que tengan que hacerle caso quieran o no.
El cuarto y último problema está desapareciendo a la velocidad de la luz: no poder jugar a juegos bajo Linux. Gracias a Steam, a Proton y a Glorious Eggroll, un amplio catálogo de títulos se puede disfrutar en un ordenador con Linux gracias a una capa de compatibilidad que funciona estupendamente bien. Ya no hace falta volverse loco con Wine para jugar a Disco Elysium, puedes hacerlo tan fácil como clicando en el programa para abrirlo y ya. De todo esto hablaremos más en profundidad un poco después.
Sigue habiendo ciertas restricciones para los juegos multijugador online, pero ya no dependen de Linux: levantarlas será cosa de desarrolladores como Riot Games o Respawn Entertainment. Y, por lo que parece, no tienen planes de hacerlo pronto (por lo que a mí respecta, no hace falta que se den prisa).
Y de repente, aquí está PewDiePie
El vídeo en el que PewDiePie hablaba de que había instalado Linux en sus ordenadores fue un golpe que nadie esperaba. ¿Por qué? Porque Felix Kjellberg es muchas cosas, pero si algo no es, desde luego ingeniero de software o persona con perfil techie. Tampoco es un evangelista del código abierto, ni siquiera es un especialista en tecnología. Es alguien que la usa para su trabajo, nada más.
Recordemos que PewDiePie es un creador de contenido digital, con una audiencia fundamentalmente compuesta por gamers y jóvenes interesados en la cultura pop. Y puede que ya no sea el youtuber más influyente (el segundo detrás de MrBeast, que también atraviesa un momento complicado, tampoco es moco de pavo), pero sigue aportando algo muy valioso para la comunidad Linux: que una figura mainstream dé su apoyo público al proyecto.
El vídeo, en el que detalla que instaló Linux Mint precisamente por ser noob friendly y que se puede ver justo encima de estas líneas, muestra lo harto que Kjellberg está con Windows. "Me habla como si fuera un bebé", dice. Critica tener que confirmar múltiples veces el realizar operaciones básicas, el bloatware, la publicidad integrada en un sistema operativo de pago, Copilot sin haberlo pedido y funciones controvertidas como Recall entre otras cosas han hecho que se decida a dar el salto.
Lo más curioso es que Kjellberg no presenta a Linux desde un enfoque técnico, sino emocional y visceral: presenta Linux como una liberación de todo lo malo que hay en Windows, no como un proyecto de aprendizaje al que hay que dedicarle muchas horas. Y es precisamente por ese mensaje tan auténtico que la audiencia ha conectado con él, con algunos decidiéndose a probar por sí mismos.
PewDiePie habla sin tapujos de los sacrificios que ha tenido que hacer: perdió acceso a Photoshop después de 15 años de uso, tuvo que aprender a usar GIMP, y se enfrentó a problemas técnicos menores como configuración de teclas de función. Ha sido completamente honesto, y ha sido lo mejor que podía hacer. Es el mayor favor que se le ha podido hacer a Linux, y quizá quienes hace años que defendemos el sistema operativo tendríamos que haber adoptado esta aproximación en lugar del proselitismo elitista (entonad conmigo el mea culpa, hermanos linuxeros, vosotros sabéis que todos lo hemos hecho).
El impacto, como era de esperar, fue enorme. Los servidores de descarga de Linux Mint se saturaron simultáneamente en Brasil, España y Alemania tras la publicación del video. Comunidades de Reddit y foros especializados informaron de picos masivos en consultas de principiantes sobre cómo instalar Linux. Todo eso gracias a un vídeo de YouTube. El minutaje del vídeo ha hecho más por Linux que décadas de defensa encarnizada. Casi resulta irónico.
La revolución silenciosa de los pingüinos

Tux, el pingüino mascota de Linux
Las cifras de 2025 no dejan lugar a dudas: Linux está viviendo un momento histórico. StatCounter registra que alcanzó el 5,03% de cuota en Estados Unidos durante junio, frente al 4,47% de mayo. Puede parecer poco, pero es un salto brutal si pensamos que Linux necesitó veinte años para llegar al 1%, y otros diez para tocar el 2% en 2011.
La progresión de los últimos años habla por sí sola: 2,76% en 2022, 3,12% en 2023, 4,44% en 2024, y ahora ese 5,03% que rompe una barrera simbólica. Los analistas creen que podría rozar el 7% antes de que acabe el año. Incluso hay señales de que los números de Linux podrían seguir al alza, pero tampoco vamos a ponernos optimistas en exceso.
Donde las cifras se vuelven realmente llamativas es en los datos oficiales del gobierno estadounidense. Su plataforma de análisis web (DAP) rastrea el tráfico de más de 400 dominios gubernamentales y ahí Linux marca un 6% limpio. Si sumamos Android y Chromebooks (que al fin y al cabo usan kernel Linux, aunque no sean Linux propiamente dicho) llegamos al 23% del tráfico total. Eso supera la suma de macOS (11,7%), Windows 10 (15,7%) y Windows 11 (15,3%).
Estos números gubernamentales son más fiables que las mediciones comerciales habituales porque trabajan directamente con Google Analytics y publican tanto el código, como los datos en JSON para quien quiera verificarlos. En Europa la cosa va aún más rápida. Linux ha pasado del 2,84% de abril de 2024 al 5,21% de julio de 2025. Un salto del 83% en poco más de un año que no se había visto jamás en el mundillo del pingüino.
La culpa la tienen los marcianitos: así ha ayudado el gaming

La Steam Deck tiene gran parte de culpa en el avance de Linux en el gaming
El gaming tiene mucha parte de culpa de lo que ha pasado con Linux en 2025. Lo comentábamos antes: lo que antes era una odisea, ahora se ha reducido a unos pocos clics gracias a Steam, Lutris o Heroic Games Launcher. La mejora en calidad de vida es tan evidente que resulta difícil discutirla, incluso para los más escépticos
Y Steam precisamente ha tenido mucho que ver. La aparición de la Steam Deck y de su distribución propia, Steam OS (actualmente basado en Arch Linux, por cierto) ha precipitado la adopción de Linux por parte de los gamers. La portátil de Valve utiliza la capa de compatibilidad Proton, que ha demostrado que puede con prácticamente cualquier juego de los que se pueden ejecutar en Windows. Ha puesto a millones de personas frente a Linux, personas que nunca antes lo habrían considerado como una alternativa viable.
También tenemos varias distribuciones orientadas a gamers, que vienen con todo lo necesario para llegar y jugar a tus títulos favoritos: Nobara y Bazzite, basadas en Fedora, y Garuda Linux, basada en Arch Linux. Vale la pena señalar que Nobara es una creación de Thomas Crier, más conocido como Glorious Eggroll, que ha desarrollado su propia versión de Proton conocida como Proton-GE. Este programador lleva tiempo siendo una figura clave en la escena del gaming en Linux.
El timing del video de PewDiePie no podría haber sido más perfecto. Su demostración de que se pueden jugar títulos modernos en Linux, combinada con el éxito visible de la Steam Deck, ha desmitificado la creencia de que Linux es incompatible con el gaming. De un plumazo se ha eliminado una de las barreras más fundamentales, lo que está haciendo que muchos estudios miren hacia Linux al darse cuenta de que sus juegos no necesitan cambiar en lo fundamental para funcionar y que, en ocasiones, hasta tienen un mejor rendimiento que en Windows. Esto último es un hecho medible, no me lo invento.
La colaboración entre Valve y Arch Linux, anunciada en 2024, hará que esta tendencia siga adelante. Valve está financiando directamente proyectos fundamentales de infraestructura en Arch Linux, incluyendo infraestructura de compilación y firmado seguro de software. La empresa de Gabe Newell está apostándolo todo a Linux, y eso no deja de ser una enorme buena señal.
¿Habíamos terminado de hablar de PewDiePie? No, aún hay más
La cosa con PewDiePie va más allá del tema Linux. Resulta que Felix Kjellberg ha empezado a deshacerse también de Google, y no por temas ideológicos, sino porque se ha cansado. En junio subió un vídeo explicando cómo se había "desgoogleizado" por completo. Hasta hace poco, esto era territorio de los usuarios más preocupados por la privacidad. PewDiePie lo presenta como algo de sentido común: si una empresa abusa de ti como usuario, te largas.
¿Y cuál fue la gota que colmó el vaso? Algo de lo más tonto: Google le pedía 20 dólares al año por 100GB en Drive. "No pienso pagar eso para que retengan mis datos", dijo sin más. Decidió que ya había tenido suficiente, que era el momento de plantarse y de lanzarse a buscar otras alternativas. Kjellberg está lanzado; ha pasado de Linux Mint a Arch Linux, además. Incluso ha sometido su escritorio a un proceso de ultrapersonalización conocido como Linux ricing.
El cambio ha sido a conciencia. Ahora usa DuckDuckGo en lugar de Google Search ("es muy fácil de cambiar, no seas perezoso", le dice a su audiencia). Dejó Chrome por Firefox con configuraciones de privacidad reforzadas. Se despidió de Gmail y se montó su propio correo con dominio propio, porque considera que "Gmail es uno de los servicios más invasivos".
Pero aún no había terminado. Oh, no: se quedó mirando su Google Pixel 9, frunció el entrecejo, se quedó un rato pensativo y decidió sustituir Android por GrapheneOS, un sistema que elimina toda la telemetría de Google. Usar el móvil de Google para huir de Google tiene su gracia, desde luego. Kjellberg lo explica sin rodeos: está harto de ser "el producto" de las grandes tecnológicas. Y va más lejos: "Siempre hay una alternativa de código abierto y muchas veces son mejores. Simplemente no tienen un presupuesto de mil millones de dólares para publicitarse".
Lo único que mantiene de Google es YouTube, claro, porque con 110 millones de suscriptores no puede hacer otra cosa. Aunque conociendo al personaje, no me sorprendería que acabase trasteando con alternativas como PeerTube. Y, de nuevo, sería la mejor publicidad posible para una plataforma alternativa. Sobre todo si tenemos en cuenta que los efectos de la influencia de PewDiePie sobre los números de Linux parece que van a mantenerse.
Aquí, de nuevo, esa influencia ha jugado un papel más grande del que cabría esperar: GrapheneOS ha visto dispararse las descargas, DuckDuckGo tiene picos de tráfico, y Firefox reporta más instalaciones. Una vez más, PewDiePie consigue en un vídeo lo que muchos llevamos años intentando: que la gente normal se plantee cambiar de servicios. Ahora sólo falta que se pase a Tidal o Qobuz y que el respetable desinstale Spotify de una vez. Entonces volveré a tener fe en la humanidad.
Ya no necesitamos que llegue el año de Linux

Ubuntu Budgie, uno de los sabores de Ubuntu con mejor aspecto visual
Durante más de dos décadas hemos mirado hacia adelante, esperando un momento mítico en el que Linux lo conquistaría todo. Una especie de segunda venida tecnológica que nunca acababa de cumplirse. Cada enero, el ciclo se reiniciaba: ¿será este el año de Linux en el escritorio? Spoiler: no lo era. Y así hasta que, sin darnos cuenta, el chiste ha dejado de tener gracia porque la realidad ya no lo necesita.
En 2025, Linux no ha ganado una guerra. No ha destruido a Microsoft. No ha seducido a las masas. Simplemente ha dejado de ser invisible. Está ahí, creciendo. Está en escritorios, portátiles, consolas, móviles modificados, servidores públicos, organismos europeos, Steam Decks, y ahora también en los vídeos de la mayor celebridad digital que no lleva una gorra de MrBeast. El cambio no ha sido un estallido: ha sido una filtración constante.
No ha llegado por activismo, ni por marketing. Ha llegado por hartazgo. Porque demasiada gente se ha cansado de la publicidad en el menú de inicio, del bloatware precocinado, de actualizaciones que pueden romper tu instalación (mira, como las de Arch Linux), del control forzado de sus dispositivos y de ser tratados como productos. Porque cuando alguien como PewDiePie dice “me largo” y muestra que no hace falta tener un máster para hacerlo, mucha gente escucha.
Por eso, tal vez ya no necesitamos el “año de Linux”, porque ya ha llegado. Pero no lo ha hecho como esperábamos: no como una revolución o como un despertar colectivo de conciencia, sino como una consecuencia. No como una bandera, sino como una salida. Y eso, quizá, es mejor. Al fin y al cabo, lo importante no es que Linux gane. Lo importante es que tú, como usuario, ya no estás obligado a perder.