Creíamos que eran simples pastores, pero se equivocaban: la colosal fortaleza descubierta en Francia que nadie sabe cómo construyeron
Arqueólogos descubren un complejo defensivo inédito que demuestra que las sociedades prehistóricas eran mucho más complejas de lo que se creía
La arqueología ha vuelto a dar un golpe de realidad a nuestra visión del pasado. Un equipo de investigadores del INRAP ha desenterrado en Marliens, Francia, un complejo monumental que desafía todo lo que sabíamos sobre las comunidades del Neolítico europeo. Lo que se creía un territorio de tránsito para grupos simples ocultaba en realidad una infraestructura colosal con una planificación técnica inédita.
El hallazgo, recogido por Popular Mechanics, revela una estructura de tres recintos interconectados que no tiene paralelos en el registro fósil. La excavación dibuja una ocupación continua desde el Neolítico hasta la Edad del Hierro, sugiriendo que estos supuestos "pastores" poseían una organización social capaz de movilizar recursos masivos para modificar el paisaje con fines defensivos o rituales.
Una arquitectura inédita en forma de "pajarita"
El corazón del descubrimiento es su extraña geometría: un círculo central de 11 metros unido a una herradura y a un recinto abierto, formando una especie de lazo único. Este tipo de anomalías arquitectónicas recuerdan a lo ocurrido tras los hallazgos recientes bajo el Tesoro de Petra, obligando a los expertos a replantearse los métodos constructivos y cronológicos que dábamos por sentados.
En los fosos han aparecido "paquetes" de objetos que denotan estatus, no agricultura. La presencia de siete puntas de flecha de sílex, brazales de arquero y una daga de cobre apunta a una élite guerrera. Es un patrón similar al de otros descubrimientos, como los pozos sellados durante siglos en Asia, donde los restos materiales destapan una complejidad administrativa y militar mucho mayor de la esperada.
El sitio mantuvo su relevancia durante milenios, evolucionando hacia una necrópolis en la Edad del Bronce. Han aparecido collares de ámbar y metales que sugieren comercio a larga distancia, lo que refuerza la teoría del desarrollo gradual y constante, desmontando la necesidad de civilizaciones perdidas para explicar la sofisticación técnica de nuestros ancestros.
Ahora, el objetivo es reconstruir el entorno. Los científicos están analizando el polen antiguo para saber si gestionaban bosques o cultivos, un trabajo detectivesco paralelo al que ha permitido descifrar los secretos constructivos de Stonehenge. En ambos casos, la clave parece ser una cooperación masiva entre comunidades dispersas.
Aunque la función exacta sigue siendo un misterio, la grava en los fosos confirma la existencia de antiguas empalizadas de madera. Estamos ante una "fortaleza" prehistórica que, por su ambición y monumentalidad, conecta espiritualmente con las grandes estructuras del desierto de Arabia, demostrando que la pulsión por construir a lo grande es universal.