Donald Trump se enfrenta a todo el sistema político y consigue hacerse con el "control absoluto" de la IA
El presidente planea firmar una orden ejecutiva que crearía a la "policía de la IA" para demandar a estados como California y Colorado, centralizando en el Gobierno federal la autoridad sobre el sector
La administración del presidente Donald Trump está preparando su jugada para consolidar el control federal sobre la inteligencia artificial, un plan que anularía los esfuerzos regulatorios de varios gobiernos estatales, pero que también implica la creación de una fuerza federal cuya tarea sería demandar a estados que la administración determine que están "obstaculizando al progreso de la IA".
La orden ejecutiva, que podría ser firmada este mismo viernes, se podría leer como una estrategia alternativa de la Casa Blanca después de que el congreso tumbase su intento de hacer esencialmente lo mismo a través de otra vía, ya que en julio Trump intentó establecer una "moratoria federal" (a grandes rasgos, un periodo de revisión), sobre las leyes estatales de IA.
Un tira y afloja interminable
Parece que Trump le tiene mucho miedo al basilisco de Roko, ya que un borrador de la medida al que accedió The Verge nos permite conocer más detalles sobre la misma, la "policía federal de la IA" actuaría bajo la supervisión del fiscal general y tendría como "única responsabilidad impugnar las leyes estatales de IA" que se consideren un obstáculo para el crecimiento de la industria, este grupo consultaría con asesores especiales de la Casa Blanca, cómo el "zar de IA", David Sacks.
Entre los objetivos inmediatos del grupo de trabajo se encontrarían leyes como la de California sobre seguridad y "riesgo catastrófico" de la IA y una ley de Colorado que busca prevenir la "discriminación algorítmica", la administración argumenta que estas normativas estatales crean un "enredo" regulatorio que obstaculiza el avance de "una tecnología esencial".
Trump, por su parte, ha recalcado que su conocida pulsión por obtener el control absoluto de la IA estadounidense nace de "la necesidad de acabar con la "woke AI". Afirmando en el Foro de Inversión EE.UU.-Arabia Saudita que "no es productivo que un estado woke pueda influenciar sobre las leyes" relativas a los modelos IA.
Durante sus intentos para hacerse con el control de la IA en julio, la administración ordenó al Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) que revise su Marco de Gestión de Riesgos de IA para "eliminar referencias a la desinformación, la Diversidad, la Equidad y la Inclusión, y el cambio climático", además, estableció directrices de contratación federal que exigen que el NIST solo contrate desarrolladores de modelos de lenguaje que garanticen que sus sistemas son "objetivos y libres de sesgo ideológico descendente".
Por su parte, críticos como la Institución Brookings advirtieron ya en ese momento, que esta postura "politiza la IA" y plantea serias preocupaciones sobre la Primera Enmienda, al tiempo que impone cargas adicionales a los desarrolladores.
Volviendo a la orden ejecutiva, parece implicar medidas para "castigar" a los estados que no se alineen con la visión de Trump, ya que dirige al Secretario de Comercio a "investigar en un plazo de 90 días tras la implantación del paquete" qué estados podrían volverse inelegibles para el programa BEAD, que financia el acceso a banda ancha rural, como consecuencia de sus leyes de IA.
Como señaló Adam Thierer del R Street Institute en unas declaraciones para The Verge, "La pregunta real es, ¿cómo de grande debe ser una subvención para presionar a los legisladores estatales para que cambien sus regulaciones de IA?", personalmente, interpreto que, más que un castigo real, se trata de un elemento disuasorio que demuestre que al gobierno federal no le temblará la mano a la hora de tomar represalias contra los estados rebeldes.
Esta es una noticia en desarrollo, lo importante ahora es prestar atención a la reacción de los organismos estatales a la inminente aprobación del paquete de medidas, ya que dudo mucho que estados como California, uno de los principales detractores de la "Big Beautiful Bill" den su brazo a torcer de primeras ante los caprichos de la administración Trump.