El legendario bombardero B-52 acaba de recibir una actualización crucial para seguir dominando los cielos
Se trata de uno de los aviones más gigantescos y señeros del mundo de la militaria

Cuando se habla de bombarderos estratégicos, uno de los primeros modelos que suele venir a la mente es el B-52. Este avión, que lleva activo desde la década de 1950, se ha convertido en un icono del poder aéreo de Estados Unidos, pese a la aparición de bombarderos más modernos. Con casi setenta años a sus espaldas, no es extraño que aparezcan alternativas más futuristas como el bombardero nuclear B-21 Raider, que no está exento de problemas o el bombardero invisible chino. Aun así, el B-52 sigue siendo el tipo de avión que mucha gente imagina al pensar en este tipo de aeronaves, pese a su diseño algo “arcaico”.
Pero que sea un modelo veterano no significa que esté obsoleto. Según datos del medio Defensa.com, la Fuerza Aérea de Estados Unidos planea mantener operativo el B-52 al menos durante la próxima década - y con intenciones de ir mucho más allá -, gracias a una modernización profunda de sus motores de la mano de Rolls-Royce.
Un motor para alargar la vida de un mito
La compañía británica ha lanzado el F130, el motor encargado de “revivir” al B-52H y convertirlo en B-52J. Gracias a este cambio, la aeronave podrá volar durante muchos años más, complementando al moderno B-21 Raider y asegurando que las flotas de bombarderos de la Fuerza Aérea del país sean equilibradas y polivalentes. El plan contempla reemplazar los ocho motores actuales del B-52 por los F130, proporcionando mejoras significativas en eficiencia y autonomía.
Durante dos años, se han realizado pruebas y simulaciones realmente profundas para garantizar la compatibilidad del F130 con la estructura y los sistemas del B-52J, involucrando a tres grandes actores protagonistas: Rolls-Royce para la creación del motor, la Fuerza Aérea de Estados Unidos por ser quien los opera y Boeing por ser el creador del aparato. Era un reto muy a tener en cuenta, puesto que se trataba de acoplar una tecnología moderna a un diseño con décadas de servicio, sin afectar a la fiabilidad ni a la seguridad, por lo que aseguran que el trabajo ha sido tan exhaustivo como dedicado. Al fin y al cabo, el B-52 no es solo un avión, sino que también es un símbolo del poderío de esta fuerza aérea. La más poderosa del mundo, aunque últimamente China esté sacando cazas y aviones muy avanzados.
Ahora, con el visto bueno tras todas esas pruebas iniciales, el siguiente paso serán las pruebas de altitud previstas para febrero de 2025. Si salen tan bien como se espera, el B-52J quedará listo para mantener su lugar en el arsenal estadounidense con renovadas capacidades. Los primeros test realizados han sido muy alentadores, por lo que reina el optimismo en torno a esta recta final.
Estéticamente, el B-52J no mostrará grandes cambios. Seguirá llevando ocho motores en cuatro conjuntos dobles - una de sus señas de identidad que siempre lo hace tan característico -, pero dentro de este diseño, las mejoras serán rompedoras para lo que era hasta ahora. El nuevo F130 permitirá un consumo de combustible más bajo y un alcance mayor, aumentando aún más la versatilidad de una plataforma que puede llevar armas nucleares o de bombardeo convencionales.

El enorme B-52H en plenas maniobras de vuelo | Imagen: Wikimedia
Así, se prevé que el avión siga siendo útil por lo menos hasta 2050, lo que en la práctica supondría una operatividad centenaria desde su primer vuelo. En un mundo tan acostumbrado a la rápida sustitución de la tecnología, es algo muy a tener en cuenta que un enfoque de actualización y modernización sea capaz de aumentar la vida útil de un aparato tan parte intrínseca de la cultura pop. Aparte de los beneficios operativos, esta apuesta también supone una visión más sostenible y rentable, evitando la necesidad de crear un nuevo bombardero desde cero cada vez que cambian las necesidades o los avances técnicos.
Que, si bien el B-21 Raider es la pieza clave en el eje de sustitución del B-52, la idea es que sean complementarios, como lo han sido tantos otros aviones en la flota estadounidense y conseguir la tan ansiada supremacía aérea en una época en la que su dominio sobre tierra mar y aire es más contestada que nunca desde el fin de la Guerra Fría.