El proyecto conjunto de OpenAI y Jony Ive está teniendo más problemas de lo esperado

OpenAI no dispone de recursos suficientes para mantener ChatGPT funcionando correctamente, lo que retrasa el lanzamiento del dispositivo previsto para finales de 2026

El proyecto conjunto de OpenAI y Jony Ive está teniendo más problemas de lo esperado
El dispositivo de IA sin pantalla de OpenAI y Jony Ive acumula problemas técnicos y retrasos
Publicado en Tecnología
Por por Sergio Agudo

Cuando OpenAI y Jony Ive anunciaron su colaboración, las expectativas eran considerables. Meses después, el proyecto acumula retrasos significativos por problemas técnicos y de diseño que no consiguen resolver. Según se recoge en Futurism, el dispositivo enfrenta obstáculos importantes tanto en el hardware como en aspectos relacionados con el comportamiento de la inteligencia artificial, sin que haya una solución clara a corto plazo.

El objetivo es crear un aparato del tamaño de la palma de la mano sin pantalla que monitorice constantemente el entorno mediante audio y vídeo, respondiendo a peticiones del usuario cuando sea necesario. Una fuente cercana al proyecto lo define como "un Siri, pero mejor", aunque por ahora no están consiguiendo que funcione según lo previsto. Las complicaciones se acumulan sin que el equipo encuentre respuestas definitivas.

Los obstáculos que siguen sin resolverse

Uno de los principales problemas es encontrar el tono adecuado para la IA. El dispositivo no puede ser demasiado servil, pero tampoco excesivamente seco. Es el mismo dilema que arrastra toda la industria de chatbots, y OpenAI no está dando con la solución. "El concepto es que deberías tener un amigo que es un ordenador, pero que no sea tu extraña novia de IA", explicó una fuente a Financial Times. Debe ser "accesible pero no intrusivo", algo que de momento no han conseguido.

OpenAI desembolsó 6.500 millones de dólares por la startup io de Jony Ive en mayo, aunque los detalles del acuerdo siguen sin hacerse públicos. Ese mismo mes, Sam Altman comunicó a su equipo la ambiciosa meta de distribuir 100 millones de unidades diseñadas con Ive, describiéndolas como "compañeros" de IA. Parece tratarse del mismo dispositivo del que ahora se conocen todos estos contratiempos, bastante más serios de lo que dejaban entrever en un principio.

La filosofía de diseño prescinde completamente de pantallas. Para compensarlo, el aparato incorpora cámara, micrófono y altavoz como únicos elementos de interacción. Incluso podría incluir múltiples cámaras, según fuentes consultadas por el medio. La idea suena bien sobre el papel, pero los retos técnicos y de usabilidad que plantea este enfoque no están resueltos, y no parece que vayan a estarlo a corto plazo.

A diferencia del "Oye Siri" de Apple, este dispositivo estará permanentemente activo, recogiendo datos de forma continua para construir su memoria. Este enfoque, que otros aparatos de inteligencia artificial ya emplean, va a generar problemas de privacidad importantes cuando llegue al mercado. La vigilancia constante del entorno plantea interrogantes sobre qué hace OpenAI con toda esa información sensible que el dispositivo estará registrando continuamente, y no han ofrecido ninguna respuesta clara al respecto.

El dispositivo no está concebido únicamente como un wearable. También está diseñado para colocarse sobre superficies como mesas o escritorios, con un tamaño aproximado al de un móvil. La pretensión es superar a Siri, a Alexa de Amazon y a los dispositivos Home de Google, todos a la vez. Un objetivo ambicioso considerando que no han resuelto ni los problemas básicos de funcionamiento que tienen actualmente sobre la mesa.

Logos de OpenAI y ChatGPT

ChatGPT se ha vuelto demasiado servil, algo que Ive y OpenAI quieren evitar con su dispositivo

La personalidad del modelo es uno de los aspectos que más está complicando el desarrollo. OpenAI ya tiene dificultades para controlar lo excesivamente amigable que resulta ChatGPT sin que sus usuarios protesten. "La personalidad del modelo es algo difícil de equilibrar", admitió una fuente cercana al proyecto. "No puede ser demasiado servil, ni demasiado directo, útil, pero que no siga hablando en un bucle de retroalimentación". Un problema que se amplifica en un dispositivo pensado para estar permanentemente activo esperando instrucciones.

El hardware presenta otro obstáculo considerable. "El cómputo es otro factor enorme para el retraso", reconoció una fuente cercana a Ive. "Amazon tiene el cómputo para un Alexa, Google también, pero OpenAI está luchando por conseguir suficiente capacidad de procesamiento para ChatGPT, y mucho menos para un dispositivo de IA. Necesitan arreglar eso primero". La empresa no dispone de los recursos necesarios ni para mantener su producto principal funcionando correctamente, y pretende lanzar hardware encima de eso.

Incluso si consiguieran resolver todos estos problemas técnicos y de diseño, queda la incógnita de si existirá demanda suficiente. ChatGPT presume de más de 700 millones de usuarios activos semanales, lo que en teoría haría viable la distribución de 100 millones de dispositivos. Pero en abril solo contaban con 20 millones de suscriptores de pago, lo que indica que la inmensa mayoría de usuarios no está dispuesta a pagar por sus productos.

Un dispositivo físico podría resultar más atractivo que una suscripción de software, pero es una apuesta arriesgada después de la inversión multimillonaria en la compra de la empresa de Ive. El lanzamiento está previsto para finales de 2026, suponiendo que consigan solucionar todos los problemas que tienen actualmente pendientes.

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