Elon Musk quiere que trabajemos 120 horas a la semana, sus empleados ya lo hacen: "Nuestros oponentes burocráticos trabajan 40 horas, siendo optimistas, por eso están perdiendo tan rápido"

El multimillonario sudafricano propone jornadas de 120 horas semanales para funcionarios federales, evidenciando su desconexión con la realidad laboral y su obsesión por tratar la política como si fuera física o negocios

Elon Musk quiere que trabajemos 120 horas a la semana, sus empleados ya lo hacen: "Nuestros oponentes burocráticos trabajan 40 horas, siendo optimistas, por eso están perdiendo tan rápido"
Musk desafía a la burocracia gubernamental mientras coloca a jóvenes ingenieros en puestos clave. Sus decisiones precipitadas ya tienen consecuencias graves, como el cierre de USAID que agravó la crisis en Sudán
Publicado en Tecnología
Por por Sergio Agudo

Hay ocasiones en las que es muy difícil informar sobre una figura pública concreta. Cada vez que hablamos de Elon Musk se vuelve progresivamente más difícil exponer hechos objetivamente y no dejarse llevar por el rechazo y el desprecio que genera esta persona. Y es que el multimillonario sudafricano está haciendo del hacer enemigos todo un arte.

Musk intenta ver el mundo y la política como si se tratase de la física, es algo que ha dejado ver en entrevistas en el pasado. Sin embargo, hay algo que no alcanza a comprender y es que la política no funciona como la física: La política cuenta con sus propios mecanismos autorregulatorios, además de con la revisión de jueces y la presión de los ciudadanos para poder determinar si una ley pasa o no.

Por culpa de esta visión hay otra nueva polémica

Quizá convega recordar que a Elon Musk le gusta comprarse cosas que poder usar como púlpito. La última de ellas ha sido un gobierno, que está usando para intentar convertir un país democrático en una tecnocracia feudal, pero antes de eso se compró una red social (Twitter, ahora conocida como X) para difundir su propio mensaje bajo la premisa de salvar la libertad de expresión, para destrozarla por completo y dejarla morir a largo plazo.

Ha sido en esta red social donde ha publicado su última propuesta: que los trabajadores federales trabajen 120 horas semanales sin aumentar su retribución. Es de suponer que se refiere a los pocos que no hayan sido despedidos, aunque conociendo a Elon Musk podría estar a punto de pedir a los que han perdido su puesto que por favor, por favor, por favor vuelvan a su lugar de trabajo, que se equivocó, que lo siente mucho y que no volverá a ocurrir. Ya lo hizo en Twitter, y no le sirvió de mucho.

El director del departamento con nombre de meme ha desencadenado un intenso debate sobre derechos laborales por culpa de este post, debate que no debería tenerse en pleno siglo XXI cuando la lucha obrera y sindical ya consiguió la reducción de jornada a las 40 horas semanales, y ahora en países como España estamos a punto de bajar de ese límite.

La razón para esta ridiculez de propuesta parece estar en que Musk considera a la burocracia un obstáculo fundamental para el progreso y la eficiencia del gobierno. El heredero del propietario de una mina de esmeraldas cree que la transformación pública requiere un sacrificio personal de aquellos involucrados en el proceso (los demás, no él).

Este planteamiento ya quedó demostrado como completamente erróneo durante la era de los despidos en Twitter y, aunque forma parte del ideario tradicional de Musk y de su modus operandi habitual, como decíamos antes, la polítca no son física, ni son negocios. No puedes tratar a la empresa pública como a un negocio privado, porque aunque Musk diga (y lo ha dicho, se puede ver en el vídeo bajo estas líneas) que "cometeremos errores, pero los solucionaremos muy rápido", lo que este enfermo no alcanza a comprender es que cuando juegas con política, una decisión que cuesta segundos revertir en un despacho tarda mucho más tiempo en notarse fuera.

El ejemplo de uno de sus errores más recientes ha sido el cierre de USAID. ¿Sabéis cuál ha sido uno de los países más afectados por esta decisión? Sudán, actualmente en medio de una guerra civil. Hace un mes que se suspendió la ayuda a al país africano, que ya está en medio de una hambruna por culpa de la guierra y que desde entonces vio empeorada su situación con efecto inmediato:

Todo esto porque el hombre más rico del mundo, tan rico que se ha comprado un gobierno, cree que la burocracia limita la capacidad de acción de sus intereses privados. Mientras, coloca a ingenieros jóvenes al frente de departamentos críticos en movimientos que preocupan a todas las agencias del gobierno estadounidense.

Lo que Musk no sabe es que Trump podría estar preparándose para defenestrarlo en cualquier momento, a él y a su departamento. Los recortes entre trabajadores federales podrían ser el siguiente chivo expiatorio que explicase por qué el país no funciona de la forma que el multimillonario presidente prometió y, como buen populista, buscará chivos expiatorios externos a su persona. Y, entre sus votantes, Musk será la opción más creíble.

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