He estado rodeada de gadgets para el cabello todo el año, y tengo clarísimo qué espero de la beauty tech en 2026

Moldeadores, secadores inteligentes y gadgets 'todo en uno' son ya parte de nuestra rutina: hacemos balance de lo que han hecho bien en 2025, lo que sigue chirriando y lo que deberían darnos realmente el próximo año

He estado rodeada de gadgets para el cabello todo el año, y tengo clarísimo qué espero de la beauty tech en 2026
Dreame AirStyle Pro / Fotografía: Silvia Fernández
Publicado en Tecnología

Si hace unos años alguien me hubiese dicho que iba a pasar tanto tiempo explorando gadgets para el pelo, seguramente habría pensado que se trataba de una moda pasajera, algo casi anecdótico; como cuando que veías a una influencer usando la Dyson Airwrap mientras pensabas: "esto es una maravilla… pero no es para mí". Bueno, pues sorpresa: 2025 ha sido justo lo contrario.

La tecnología para el cuidado del cabello ha dejado oficialmente de ser esa curiosidad aspiracional que mirábamos desde la distancia para convertirse en una herramienta cotidiana. Ya no hablamos únicamente de esos gadgets virales que vemos sin parar en redes sociales, sino de dispositivos que todas, en algún momento, nos hemos planteado comprar. De hecho, ya están en el baño de mucha gente, se usan varias veces por semana y que, cuando están bien diseñados, marcan la diferencia entre salir de casa frustrada o sentirte realmente a gusto con tu pelo.

Este año he tenido en mis manos y, sobre todo, entre mis mechones, herramientas que prometen ese equilibrio tan complicado resultado bonito y protección del cabello. Por ejemplo, el Dreame AirStyle Pro es un muy buen espejo de hacia dónde ha ido la industria: un todo-en-uno que quiere jubilar media estantería del baño y que apuesta por la versatilidad sin que cada cabezal parezca de juguete. Pero no solo los moldeadores de pelo han irrumpido en la escena beauty, sino que los secadores de pelo de toda la vida también han cambiado, reduciendo tiempos, ruido y temperatura para no dejar tu melena como si hubieras pasado como una barbacoa.

"La beauty tech ha llegado para quedarse", dijo el 2025

Si hay algo que este año me ha dejado claro es que esta categoría ha cruzado una línea muy importante: ya no compramos estas herramientas "por probar", sino porque queremos integrarlas sí o sí en nuestra rutina. Igual que ya pasó con las freidoras inteligentes o los robots aspiradores, el discurso ha dado un giro radical en poco tiempo, pasando de admirar lo espectacular que parece a comprobar que, efectivamente, funciona un lunes cualquiera con prisas, sueño y cero unidades de paciencia o maña, como es mi caso.

Y cuando algo entra en ese terreno sagrado del día a día, cambian por completo las prioridades. Para empezar, ya no impresiona tanto la demo espectacular del fabricante: lo que importa es lo poco que tarda en hacer cualquier peinado y que no se limita a dominar el cabello a base de calor, sino que lo respeta. En la mayoría de moldeadores, eso ya se nota: temperatura más estable para proteger la fibra capilar y, con ello, más confianza de usarlo a menudo sin temor a "pasarte", algo que todas temíamos hace unos años con las clásicas planchas.

Además -y esto quizás sea una de mis cosas favoritas de los últimos meses-, se ha notado que las marcas incluyen accesorios que sirven para algo más que rellenar la caja. A fin de cuentas, los gadgets para el cabello empiezan, por fin, a pensar más en la rutina que en el escaparate.

Más cabeza, menos postureo: los avances que sí importan

Para mí, 2025 no ha sido tanto un año de revolución como de afinación, y eso es muchísimo más valioso de lo que parece. El sector ha rebajado un poco el tono del marketing exagerado y ha empezado a centrarse en cosas que importan de verdad. Por resumir, he visto avances muy interesantes en los siguientes aspectos:

  • Cómo se gestiona el calor, mucho más controlada y menos agresiva, decidida a no freír tu fibra capilar.
  • Versatilidad real, con dispositivos "todo en uno" que no solo lo dicen, sino que de verdad funcionan en varios terrenos.
  • Diseños más cómodos y manejables, que invitan a usarlos varias veces por semana, sin que te invada la pereza.

Y, poco a poco, vemos un discurso más honesto de las marcas beauty. Cuando pruebas las herramientas con calma -y no solo una vez para hacer la review deprisa y corriendo, sino durante unas cuantas semanas-, se nota dónde hay ingeniería real detrás… y dónde solo hay una buena campaña de marketing.

La otra cara de la moneda: lo que todavía se puede mejorar

Dicho esto, sería injusto afirmar que todo es perfecto. Porque hay algo que no termina de desaparecer: las promesas demasiado ambiciosas.

Seguimos viendo campañas que garantizan resultados "como de peluquería" sin apenas esfuerzo. También seguimos viendo esa mezcla de términos técnicos y conceptos científicos que, en ocasiones, parecen más pensados para impresionar que para explicar. Y, lo peor de todo, es que seguimos encontrando funciones que suenan espectaculares en las webs, pero que en el uso diario no marcan una diferencia clara.

El problema no es que no funcionen, pues muchos de estos dispositivos cumplen realmente bien, sino que cuando algo entra en tu vida diaria ya no compite contra su propia promesa, compite contra la realidad: desde el tiempo que tienes hasta la pereza, el miedo a dañar el cabello y tu confianza en ella… porque el precios, a veces, es tan alto como las expectativas.

Qué deberíamos pedir a los moldeadores y secadores en 2026

Con todo lo que he visto, probado y seguido este año, tengo una idea bastante clara de lo que deberíamos esperar, y por qué no, también exigir, de los dispositivos que lleguen en 2026:

  • Honestidad: menos frases imposibles y más claridad. Qué hace, qué no hace y qué podemos esperar, sin ningún maquillaje promocional.
  • Protección capilar real: sensores que funcionan, temperatura realmente estable y resultados que no penalicen la salud del cabello a medio plazo.
  • Rapidez y consistencia: si algo forma parte de tu rutina, no puede fallar. Tiene que ser fiable incluso cuando tú no estás para manuales ni experimentos.
  • Diseño pensado para convivir contigo: peso, ergonomía, ruido, cable, limpieza… esos pequeños detalles son los que acaban determinando si usarás el dispositivo durante años o, por el contrario, acabará ocupando sitio al fondo del armario.
  • Funciones que tengan sentido: nadie quiere 20 modos si solo va a usar tres. Lo que necesitamos es utilidad real.

Hacia dónde va realmente esta categoría en 2026

La buena noticia es que el 2026 pinta realmente interesante para la categoría, no solo porque consolidará lo que ya tenemos, sino porque empezarán a asentarse herramientas aún más inteligentes y mejor pensadas. Algunas ya están llegando al mercado, y otras se irán extendiendo progresivamente, pero juntas marcan claramente el camino de lo que veremos consolidarse el próximo año.

Por ejemplo, Dreame está apostando fuerte por dispositivos como el Miracle Pro, un secador que no se limita a expulsar aire caliente, sino que integra tecnologías de regulación térmica en tiempo real, ajustando temperatura y flujo según el uso y las necesidades del cabello. Incluso incorpora elementos pensados para hidratar y proteger durante el proceso, buscando una experiencia que va más allá de “secar” para acercarse más a “cuidar mientras secas”.

Por su parte, Dyson sigue siendo ese actor que obliga a todo el sector a reaccionar. Con herramientas como el Supersonic más ligero y aerodinámico y con una hoja de ruta clara de seguir ampliando su portfolio de belleza, la marca apunta hacia una línea evidente: más precisión, más control y más personalización, gracias a sensores, motores mejorados y tecnologías centradas en las necesidades reales del cabello del usuario.

Si todo esto se confirma, el próximo año debería consolidar una idea clave: dispositivos que analicen mejor el cabello, que aporten resultados visibles sin aumentar el daño y que se adapten a él en tiempo real. Ese será, para mí, el gran salto de calidad de los gadgets para el cuidado de cabello. Y aquí estaremos para seguir contándolo a todo el que quiera leernos.

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