La increíble fortaleza secreta de Mark Zuckerberg en Hawái: túneles subterráneos y un búnker del fin del mundo en el paraíso
Zuckerberg ha construido en Hawái una finca ultrasecreta con túneles, búnker y medidas de seguridad extremas que han generado polémica entre los nativos

Desde su llegada a Hawái en 2014, Mark Zuckerberg ha pasado de ser un simple comprador de terrenos a convertirse en el propietario de uno de los complejos privados más grandes y polémicos del archipiélago. Lo que comenzó con una compra de 700 acres (unas 283 hectáreas) por 100 millones de dólares, se ha transformado en un imperio de más de 2.300 acres (casi 931 hectáreas) conocido como Koʻolau Ranch. Esta propiedad, valorada en cifras similares al presupuesto anual de la isla de Kauai, se extiende desde las montañas hasta el mar.
Un conflicto que se extiende a lo ancho
Si bien las adquisiciones iniciales fueron públicas, las más recientes se han hecho con total discreción. Pero no todo ha sido “armonía tropical”. En 2016, Zuckerberg desató la polémica al presentar demandas de “título silencioso” para obtener el control de pequeñas parcelas Kuleana, otorgadas a familias hawaianas en el siglo XIX. Si bien muchas de ellas eran minúsculas, su valor cultural y ancestral era incalculable.
Estas demandas, vistas por muchos como un abuso legal para forzar ventas, provocaron una oleada de indignación entre los nativos hawaianos. Bajo presión mediática y social, el fundador de Facebook retiró las demandas en 2017. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. La estrategia evidenció el desequilibrio entre el poder económico y los derechos culturales de la población local.
Una finca autosuficiente con búnker incluido

El búnker cuenta con puertas resistentes a explosiones y salidas de emergencia
Lejos de ser solo un retiro vacacional, la fortaleza secreta de Mark Zuckerberg en Hawái parece más un refugio de supervivencia. Planos filtrados y permisos de obra revelan dos mansiones conectadas por túneles subterráneos, casas de invitados, un gimnasio, canchas deportivas y hasta casas en los árboles. Además, el elemento más sorprendente es un búnker subterráneo de 500 metros cuadrados con puertas resistentes a explosiones y salida de emergencia oculta.
El complejo en cuestión funciona con sistemas propios de agua, energía y alimentos. La seguridad es extrema: sensores de movimiento, cámaras por todo el perímetro y accesos controlados por códigos. Incluso hay zonas cercadas que contienen restos funerarios hawaianos, lo que ha generado nuevas fricciones con los lugareños.
Agricultura, conservación… ¿o privatización?
Según los portavoces de Zuckerberg, la finca está dedicada a la agricultura regenerativa y la conservación. Se cultivan nueces de macadamia, cúrcuma y jengibre, como así también se colabora con ONGs locales. No obstante, los críticos señalan que el verdadero problema es el precedente que esto marca: si un multimillonario puede adquirir y fortificar una franja entera de la costa, ¿quién garantiza que otros no harán lo mismo?
En resumen, la increíble finca del CEO de Meta no solo es una proeza arquitectónica en medio del paraíso, también simboliza el temor de muchos hawaianos: ver como su tierra, cultura y memoria se desvanecen, parcela a parcela, ante el avance silencioso del capital privado.