Los médicos que usan IA para detectar cáncer pierden sus habilidades diagnósticas en solo tres meses
Un estudio revela que los médicos pierden un 20% de su capacidad diagnóstica tras usar IA durante tres meses. La dependencia tecnológica afecta incluso a especialistas experimentados

Ya sabíamos que la inteligencia artificial iba a cambiar la medicina, pero lo que no esperábamos es que también fuera a empeorar a los médicos. Un estudio reciente ha descubierto que los doctores que dependen de sistemas de IA para detectar cáncer están perdiendo sus habilidades diagnósticas en apenas tres meses. Y no hablamos de principiantes, sino de especialistas con años de experiencia.
La investigación, publicada en The Lancet Gastroenterology and Hepatology, analizó el trabajo de 19 especialistas experimentados que usaban herramientas de IA para detectar pólipos cancerígenos. Estos resultados muestran una caída del 20% en la capacidad diagnóstica con respecto a cuando estos médicos trabajaban sin la ayuda del software.
La dependencia de la IA tiene consecuencias reales
Los investigadores siguieron a especialistas en cuatro centros médicos de Polonia, todos con más de 2,000 colonoscopias realizadas. Introdujeron una herramienta de IA y compararon los resultados antes y después. Lo que encontraron fue claro: sin el software, los médicos detectaban un 20% menos de pólipos precancerosos que antes de conocer la tecnología.
Es como el GPS, pero en versión médica. Te acostumbras tanto a que la máquina te diga qué hacer que acabas perdiendo la capacidad de hacerlo por tu cuenta. El profesor Marcin Romańczyk explica que depender de las sugerencias de la IA reduce la atención médica y debilita la confianza en el propio criterio profesional.
Este problema va más allá de un estudio aislado. El MIT ya tiene Ambience, una IA que actúa como copiloto médico analizando datos clínicos en tiempo real. ¿Pero qué pasa cuando falla el sistema? Los médicos que han perdido práctica pueden quedarse sin recursos.
Omer Ahmad, gastroenterólogo del University College Hospital de Londres, confirma que la exposición constante a la IA debilita la habilidad humana para distinguir patrones. Se pierde tanto la confianza como la destreza técnica para manejar los instrumentos médicos sin ayuda digital.
La tendencia es imparable. La IA ya está transformando la detección del cáncer identificando patrones moleculares complejos que mejoran el diagnóstico temprano. Incluso hay robots que operan completamente solos, como demostró la primera cirugía autónoma donde el robot se adaptó a imprevistos durante la operación.
El problema se agrava porque la IA médica también comete errores. Los sistemas pueden fallar o tener problemas técnicos en momentos críticos. Si los médicos han perdido sus habilidades básicas, los pacientes son los que sufren las consecuencias.
Los autores del estudio recomiendan precaución antes de implementar sistemas automatizados masivamente. La formación médica continua es fundamental para evitar que se pierdan habilidades que han tardado años en desarrollarse. Es paradójico: mientras existen IA capaces de predecir la muerte con un 78% de precisión, los médicos que las usan podrían estar perdiendo su capacidad natural de evaluación.
La cuestión central es evidente: ¿puede la tecnología ser una herramienta útil sin convertirse en una muleta? Los hospitales seguirán adoptando IA porque los beneficios son reales, pero necesitan encontrar el equilibrio para que los médicos mantengan las habilidades que los convierten en buenos profesionales.