Elon Musk, CEO de SpaceX, sobre el cambio climático: “Hay quienes dicen que no existe y quienes afirman que el mundo estará bajo el agua en cinco años, pero la realidad es otra"
El magnate tecnológico aboga por un enfoque racional y medido, situando el nivel de preocupación real en un plazo de aproximadamente cinco décadas y defendiendo la transición energética como curso de acción razonable
En un video recientemente compartido en la red social X, Elon Musk, director ejecutivo de SpaceX y Tesla, ha expuesto su postura sobre el cambio climático, posicionándose como una voz moderada frente a los extremos que dominan el debate público. Musk rechaza tanto el negacionismo más absoluto como las predicciones catastrofistas más alarmistas, argumentando que la realidad se encuentra en un punto intermedio que requiere de análisis científico y acciones pragmáticas. Su intervención pretende ofrecer un marco de referencia basado en datos observables y en una proyección temporal que califica de realista, alejada de lo que considera exageraciones en ambos sentidos.
Una crítica a los extremos y una defensa de los datos medibles
El empresario inicia su argumentación haciendo una clara distinción entre las dos narrativas predominantes que, a su juicio, distorsionan la comprensión del problema.
"Has tenido una especie de personas que dicen que no existe en absoluto y luego personas que dicen que es supergrave y afirman que, ya sabes, [que] el mundo va a estar bajo el agua en cinco años. Y obviamente, ninguna de esas dos posiciones es cierta"
Para sustentar su postura, insta a fijarse en la evidencia empírica disponible de manera inmediata, sugiriendo que cualquier persona puede comprobar por sí misma el aumento de dióxido de carbono. "Puedes medir la concentración de carbono en la atmósfera... puedes literalmente comprar un monitor de CO2 en Amazon, cuesta como 50 dólares, y lo mides tú mismo", explica, subrayando el carácter indiscutible del incremento del nivel de CO2 en la atmósfera.
El plazo real: al menos 50 años, no 5 ni 500
El núcleo de la valoración de Musk reside en la escala temporal en la que el cambio climático podría convertirse en un asunto de gravedad crítica para la humanidad. El fundador de SpaceX realiza un ejercicio de calibración para situar el riesgo en su justa medida, descartando plazos demasiado cortos o excesivamente largos. "La realidad es que, en mi opinión, tenemos al menos 50 años antes de que sea un problema serio. No creo que tengamos 500 años, pero probablemente tengamos unos 50; no son cinco años", sentencia. Musk desarrolla su razonamiento partiendo de la premisa física elemental de que transferir billones, o incluso trillones, de toneladas de carbono desde el subsuelo profundo a la atmósfera y los océanos altera inevitablemente la constitución química de estos. La incógnita real, matiza, no es si se producirá un cambio, sino "en qué grado y en qué escala de tiempo". Al intentar alcanzar "el orden de magnitud correcto de precisión", concluye que "el nivel de preocupación por el cambio climático es del orden de 50 años. Definitivamente no es de cinco, y creo que probablemente no es de 500".
La transición energética como camino sensato y necesario
Frente a este horizonte temporal, Musk aboga por un curso de acción que califica de sensato y proporcionado, sin caer en el pánico ni en la inacción. Para él, la respuesta no radica en medidas desesperadas, sino en la aplicación constante de la lógica y la tecnología. "Así que realmente el curso de acción correcto es en realidad solo el curso de acción razonable, que es inclinarse en la dirección de la energía sostenible e inclinarse en la dirección de la energía solar", propone el directivo.
Su visión del futuro energético es clara y se alinea con el negocio central de Tesla: un modelo basado en la combinación de energía solar y sistemas de almacenamiento en baterías.
"Todo esto forma una especie de futuro solar con baterías", expone, añadiendo que, en general, se debe hacer que "las reglas del sistema se inclinen en esa dirección". Con esta declaración, Musk no solo evalúa el problema, sino que también enmarca la solución en la aceleración de la transición hacia las energías renovables y el almacenamiento, un sector en el que sus empresas tienen un papel protagonista a nivel global.