Inquietud y preocupación por la apertura del "mensaje en una botella" que viene de las estrellas
El telescopio Swift detecta agua en el cometa interestelar 3I/ATLAS, un "mensaje en una botella" cósmico que revela que los ingredientes de la vida no son exclusivos de nuestro sistema
Un cometa de otra estrella nos acaba de enviar un "mensaje en una botella", y resulta que el mensaje es agua. Según SciTechDaily, el telescopio Swift ha pillado al cometa 3I/ATLAS soltando vapor de agua como si no hubiera un mañana, lo que confirma que los ladrillos básicos para que aparezca la vida no son exclusivos de nuestro vecindario cósmico.
La noticia es un jarro de agua fría para los que creen que somos especiales. Es la primera vez que detectamos agua de forma tan nítida en un objeto "extranjero". Esto significa que otros sistemas solares cocinan sus planetas con los mismos ingredientes, una idea que pone en jaque los fundamentos de la astronomía tradicional.
Una manguera abierta en mitad del vacío
Lo más llamativo de 3I/ATLAS es que está "sudando" a chorros pese a estar en una zona congelada. El cometa expulsa 40 kilos de agua por segundo, lo que se traduce en un caudal similar al de una manguera de bomberos. Y que esto suceda sugiere que el hielo interestelar es mucho más inestable de lo previsto.
¿Por qué debería importarte esto? Pues porque si el agua es un componente habitual en los objetos que cruzan el espacio, las papeletas para encontrar vida ahí fuera se multiplican. Y, de rebote, se certificaría que ya no somos un accidente químico raro. Es fundamental entender esto para comprender la estructura más grande del universo.
Hasta ahora, los visitantes de fuera eran bichos raros: uno era una piedra seca y el otro puro gas tóxico. 3I/ATLAS, en cambio, se porta como los de casa. Tener a un extranjero que sigue nuestras reglas nos da una vara de medir para el cosmos, permitiéndonos comparar nuestra receta planetaria con la de galaxias lejanas.
Este "regalo" nos llega mientras la Voyager 1 sigue explorando nuestras fronteras y aprendemos que la forma de nuestro sistema solar no es un milagro, sino la norma. Es irónico: nosotros enviamos chatarra para decir "aquí estamos" y el universo nos responde con muestras gratis de su química.
Analizar este agua es, básicamente, tocar un pedazo de otra estrella sin moverse del sofá. 3I/ATLAS volverá a asomarse por el vecindario a mediados de noviembre antes de adentrarse para siempre al espacio profundo, dándonos una oportunidad única para confirmar que compartimos ingredientes con la galaxia antes de que el visitante desaparezca en la oscuridad.