Las supertierras son mucho más grandes de lo que pensábamos al principio
Una supertierra en órbita lejana obliga a replantear cómo se forman los planetas en la galaxia

Un nuevo estudio del Centro de Astrofísica de Harvard y el Smithsonian (CfA) sugiere que las supertierras podrían ser más frecuentes y encontrarse mucho más lejos de sus estrellas de lo que se pensaba. Este hallazgo desafía algunas ideas asumidas sobre cómo se distribuyen los planetas en la Vía Láctea y amplía el abanico de posibilidades sobre los sistemas planetarios.
Según el trabajo dirigido por Weicheng Zang y publicado en Science, se ha identificado una supertierra que orbita su estrella a una distancia comparable a la de Júpiter respecto al Sol. Hasta ahora, este tipo de órbitas se relacionaban casi exclusivamente con planetas gigantes. Para llegar a esta conclusión, el equipo combinó observaciones individuales con un conjunto de datos más amplio obtenido a través de microlentes gravitacionales.
Una técnica poco frecuente que revela lo que no se ve
Las microlentes gravitacionales permiten detectar planetas que estarían fuera del alcance de otros métodos. Cuando un objeto masivo se cruza entre una estrella lejana y nosotros, su campo gravitatorio actúa como una lupa, amplificando su luz brevemente. Así se pueden identificar cuerpos celestes que, de otro modo, quedarían ocultos. En este caso, los datos provinieron de la red de telescopios KMTNet, situada en tres continentes.
El equipo analizó más de 30 sistemas planetarios, comparando la relación entre la masa de los planetas y la de sus estrellas. El resultado fue claro: las supertierras también pueden encontrarse en órbitas distantes, con periodos de traslación similares a los de Saturno o Júpiter. Su ausencia en registros previos podría deberse, simplemente, a que no se habían buscado tan lejos.
Otros estudios recientes apuntan en la misma dirección. Por ejemplo, la detección de varios planetas rocosos a solo seis años luz ha vuelto a poner sobre la mesa la diversidad de sistemas en nuestra vecindad galáctica. Mientras tanto, la ESA advierte de que la acumulación de basura espacial podría dificultar futuras investigaciones si no se toman medidas.
El nuevo modelo plantea que una de cada tres estrellas podría albergar una supertierra en una órbita lejana, lo que supone un cambio importante en nuestras teorías sobre cómo se forman estos planetas. Si este patrón se confirma, sería necesario repensar parte de los enfoques actuales en la búsqueda de exoplanetas.
Este tipo de descubrimientos también reavivan el debate sobre nuestro papel en el espacio. Algunas voces, como la del politólogo Daniel Deudney, defienden una postura más prudente ante una posible expansión interestelar. Otras, en cambio, apuestan por una carrera tecnológica decidida, como muestran los avances chinos en propulsión nuclear para llegar a Marte.
El término "supertierra" describe un planeta cuya masa supera la de la Tierra, pero no alcanza la de Neptuno. No implica habitabilidad, pero sí ayuda a entender mejor cómo se configuran los sistemas planetarios. Con programas como Comet Interceptor y Lyra, diseñados para capturar objetos interestelares, se abre una nueva etapa en la exploración de mundos lejanos. Y puede que esto sea solo el principio. Si, como indican algunos estudios recientes, hay estructuras aún no identificadas en nuestro propio sistema solar, todavía queda mucho por descubrir sobre nuestro lugar en el universo.