El plan radical para cazar asteroides de otros sistemas solares. Podría enriquecer al planeta

Las agencias espaciales diseñan naves capaces de interceptar objetos de otros sistemas estelares, cuya composición podría contener materiales y elementos desconocidos con un valor incalculable

El plan radical para cazar asteroides de otros sistemas solares. Podría enriquecer al planeta
Representación artística de un asteroide viajando por el espacio. El proyecto Lyra de la NASA propone utilizar propulsión nuclear para alcanzarlos
Publicado en Ciencia
Por por Sergio Agudo

La comunidad científica internacional está desarrollando misiones espaciales capaces de interceptar y estudiar objetos procedentes de otros sistemas estelares, un campo que ha cobrado relevancia desde los descubrimientos de 'Oumuamua en 2017 y el cometa Borisov en 2019. Estos objetos interestelares representan una oportunidad única para analizar materiales formados en entornos estelares diferentes al nuestro, con implicaciones científicas y económicas potencialmente revolucionarias.

The Conversation ha publicado un análisis completo sobre estos planes de exploración. El caso de 'Oumuamua despertó especial interés por sus características inusuales: un cuerpo alargado de unos 240 metros, ausencia de actividad cometaria típica y una aceleración anómala que incluso generó hipótesis sobre su posible origen artificial, aunque las explicaciones científicas predominantes apuntan a mecanismos naturales aún no del todo comprendidos.

La carrera por interceptar visitantes interestelares

El principal desafío técnico es la velocidad de estos objetos. La Agencia Espacial Europea prepara su misión Comet Interceptor para 2029, una nave que permanecerá en órbita a la espera del próximo visitante. Por su parte, la NASA desarrolla el proyecto Lyra, que implementaría sistemas avanzados de propulsión nuclear para alcanzar los 25 km/s necesarios para interceptar cuerpos que atraviesan nuestro sistema solar a más de 60.000 km/h.

La detección temprana constituye el gran reto, ya que habitualmente identificamos estos objetos cuando ya están abandonando nuestro sistema. El Observatorio Vera Rubin, operativo desde 2025 en Chile, supondrá un avance crucial al escanear el firmamento completo cada tres noches, aumentando significativamente las probabilidades de detección de estos visitantes antes de que se alejen demasiado para ser alcanzados.

Es importante distinguir estos objetos interestelares de casos como el asteroide 2024 YR4, descubierto recientemente en una órbita inusual pero perteneciente a nuestro sistema solar. Los visitantes interestelares presentan trayectorias hiperbólicas características. El cometa Borisov mostró propiedades similares a los cometas locales, mientras que 'Oumuamua ha generado diversas teorías que van desde fragmentos de exoplanetas hasta posibles objetos artificiales de origen extraterrestre, aunque las explicaciones más aceptadas se centran en fenómenos naturales.

El estudio de estos objetos permitiría verificar teorías sobre formación planetaria y procesos universales de evolución estelar. Su composición podría revelar si transportan elementos pesados desde regiones galácticas con mayor actividad de supernovas, complementando investigaciones sobre la evolución temprana de nuestro propio sistema solar y aportando datos esenciales sobre la distribución de materiales en la Vía Láctea.

Las misiones en desarrollo también abordarían cuestiones fundamentales sobre la transferencia de material orgánico entre sistemas estelares, conectando con investigaciones que buscan evidencias de componentes biológicos en meteoritos o las que exploran la posibilidad de vida primigenia en Venus. Con cada nuevo objeto interestelar detectado, se incrementa el interés científico por desarrollar tecnologías para su estudio detallado.

La próxima década podría marcar un punto de inflexión en nuestra comprensión del cosmos y el acceso a recursos espaciales sin precedentes. Si consideramos el valor potencial de estos objetos, tanto científico como material, las inversiones actuales en misiones de interceptación podrían generar retornos extraordinarios para la humanidad, abriendo la puerta a descubrimientos que transformarían nuestra relación con el espacio profundo.

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