motorola moto g56, análisis: el móvil de 250 euros que se siente como uno de 500
Hay una ley no escrita en el mundo de la tecnología que dice que, por debajo de los 300 euros, todos los móviles son iguales: aburridos, clónicos y construidos con la única misión de recortar costes El motorola moto g56 es una exc

Confieso que hacía mucho tiempo que no sentía tanta curiosidad por analizar un móvil de gama media. Como periodista tecnológico, a menudo caemos en la trampa de los números: que si los benchmarks, que si los nits de brillo, que si los teraflops de potencia... Y en esa carrera por la ficha técnica perfecta, a veces se nos olvida lo más importante: las sensaciones. Y el nuevo motorola moto g56 es un teléfono que va, precisamente, de eso, de sensaciones.
No es el móvil más potente que puedes comprar por 250 euros. Tampoco tiene la mejor pantalla ni el sistema de cámaras más versátil. Pero tiene algo que la mayoría de sus competidores han perdido por el camino: tiene alma. Tiene una personalidad marcada por un diseño original y una experiencia de software tan limpia y agradable que te hace preguntarte por qué el resto de fabricantes no hacen lo mismo.
He pasado las últimas semanas usándolo y, durante la prueba, he llegado a la conclusión de que se trata de un teléfono que te hace sentir bien, que te hace sentir que llevas algo especial en la mano, y todo ello por un precio que roza lo ridículo.
Pero no nos dejemos llevar solo por las apariencias. Detrás de esa cara bonita se esconde un terminal muy equilibrado, con unos puntos fuertes muy marcados y, cómo no, con algunos compromisos evidentes que es importante conocer. Porque el moto g56 no es perfecto, pero es, sin duda, uno de los móviles más interesantes y recomendables que he probado en mucho tiempo, y junto al edge 60 que mi compañera Beatriz analizó recientemente, una de las joyas del catálogo de la compañía para este año 2025.
+ Pros
- Diseño original con una excelente calidad de construcción
- Buena cámara principal
- Excelente experiencia de software, con 4 años de actualizaciones
- Muy buena autonomía
- Calidad de sonido mejor de lo esperado
- Contras
- La pantalla está por debajo de la de sus rivales directos
- El sensor ultra gran angular no aporta demasiado al conjunto

Precio del motorola moto g56 y dónde comprarlo
En España, el motorola moto g56 está disponible en una única configuración, con 256 GB de almacenamiento interno, y tiene un precio de venta oficial de 249,01 euros. Se puede adquirir a través de la tienda online oficial de la marca, así como a través de otros canales de distribución autorizados, como Amazon.
Ficha técnica de características
Características | |
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Dimensiones | 165,75 × 76,26 × 8,35 mm 200 gramos |
Pantalla | LCD de 6,72 pulgadas Full HD+ (2400 x 1080 píxeles, 391 ppi), frecuencia de refresco de 120 Hz |
Procesador | MediaTek Dimensity 7060 CPU Octa Core hasta 2,6 GHz GPU IMG BXM-8-256 |
RAM | 8 GB |
Sistema operativo | Android 15 |
Almacenamiento | 256 GB ampliables por microSD de hasta 2 TB |
Cámaras | Trasera: 50 Mpx principal Sony LYT-600 8 Mpx ultra gran angular Frontal: 32 Mpx |
Batería | 5200 mAh Carga rápida TurboPower de 30 W |
Otros | Lector de huellas dactilares lateral, certificación IP68/IP69, USB-C, conector para auricularesa de 3,5 mm, doble micrófono, doble altavoz estéreo con Dolby Atmos, funda protectora incluid |
Un diseño original con sello Pantone

La parte trasera del motorola moto g56, con acabado en un símil de cuero vegano / Fotografía de Christian Collado
Empecemos por lo que te entra por los ojos, porque en el moto g56, es mucho y muy bueno. En un segmento dominado por el plástico brillante y los diseños clónicos, Motorola ha decidido dar un golpe sobre la mesa y apostar por la diferenciación. Y vaya si lo ha conseguido.
Para ser un smartphone de 250 euros, tiene una personalidad desbordante. La trasera, acabada en un material plastico con un tacto que simula el "cuero vegano", es una auténtica delicia. No solo es preciosa a la vista, sino que tiene un tacto suave y cálido que invita a tocarlo constantemente. Además, repele las huellas de una forma espectacular, manteniendo el teléfono siempre impoluto.
La elección de los colores, en colaboración con Pantone, es otro acierto mayúsculo. La unidad que he probado, en un elegante tono verde azulado (al que, por alguna razón, motorola se refiere como "gris") es discreta y sofisticada a partes iguales. Es un teléfono que parece mucho más caro de lo que realmente es, un dispositivo que podrías confundir fácilmente con un gama alta de 600 o 700 euros. El módulo de cámaras, cuadrado y con los sensores dispuestos de forma simétrica, está perfectamente integrado y no desentona en absoluto. La ligera elevación con respecto al resto de la parte trasera es un recurso que, hasta ahora, habíamos visto en móviles de varios cientos de euros más en su PVP.

El móvil se siente cómodo en la mano / Fotografía de Christian Collado
Sin embargo, como en toda buena historia, hay un pequeño "pero", un detalle que delata su verdadera naturaleza de gama media-baja. Y es el borde inferior de la pantalla. Esa "barbilla", ese marco negro en la parte inferior, es notablemente más ancho que el resto, rompiendo la simetría del frontal. Es el único pecadillo de un diseño que, por lo demás, roza la perfección en su rango de precio.
Una pantalla correcta que cumple su función

Pantalla del motorola moto g56 bajo la luz del sol / Fotografía de Christian Collado
Si el diseño es el punto más fuerte del moto g56, la pantalla es, probablemente, donde más se notan los recortes para ajustar el precio. No me malinterpretéis, no es una mala pantalla. Se trata de un panel LCD de 6,72 pulgadas con resolución Full HD+ y frecuencia de refresco de 120 hercios, y para el día a día, cumple con creces. El texto se ve nítido, la resolución es más que suficiente y el tamaño es generoso para consumir contenido multimedia.
Sin embargo, en un mercado donde las pantallas OLED empiezan a ser el estándar incluso en la gama media, el panel del moto g56 se siente un paso por detrás. Los colores no son tan vivos ni el contraste tan profundo como en un panel OLED. El brillo máximo, aunque suficiente para la mayoría de situaciones, se queda algo corto en exteriores bajo la luz directa del sol. Y, sobre todo, los ángulos de visión son mejorables; al inclinar el teléfono, se aprecia una ligera pérdida de brillo y un cambio en la tonalidad de los colores.
Es una pantalla correcta, sin más. Si vienes de un móvil con un buen panel OLED, notarás la diferencia al instante. Si, por el contrario, vienes de otro gama media con panel LCD, te sentirás como en casa. Para poder disfrutar de una pantalla OLED de mayor calidad en el catálogo de Motorola, tendríamos que dar el salto a un modelo superior como el moto g86.
El software: la magia de Motorola sigue intacta

Pantalla de inicio del motorola moto g56 / Fotografía de Christian Collado
Y llegamos al que es, junto al diseño, el otro gran pilar de este teléfono. El software. Si hay algo que Motorola tiene más que dominado, es la experiencia de usuario. Y en este moto g56, vuelve a dar una lección magistral de cómo se deben hacer las cosas.
La filosofía de Motorola es simple pero increíblemente eficaz: coger la base de Android puro, la experiencia limpia y fluida que diseña Google, y añadirle una capa de funciones útiles que de verdad aportan valor, sin ensuciar la interfaz con aplicaciones basura (bloatware) ni servicios duplicados. Y el resultado es, sencillamente, una de las mejores experiencias que puedes encontrar en el ecosistema Android.
El teléfono se mueve con una rapidez y una fluidez sorprendentes. Las animaciones son suaves, las aplicaciones abren al instante y no hay ni rastro de lag o tirones en el uso diario. A esto se le suman las clásicas Moto Actions, esos pequeños gestos que te hacen la vida más fácil: agitar el móvil dos veces para encender la linterna, girar la muñeca para abrir la cámara... Son detalles que, una vez que te acostumbras, no puedes vivir sin ellos.
Pero lo más importante es que Motorola ofrece esta misma experiencia de software, limpia, rápida y cargada de funciones interesantes, a lo largo de todo su porfolio de productos, desde sus plegables de gama alta hasta este modesto moto g56. Y para rematar la jugada, la compañía promete cuatro años de actualizaciones, un nivel de soporte que es un punto muy a favor teniendo en cuenta su precio y que garantiza que el teléfono se mantendrá seguro y al día durante mucho tiempo.
Un rendimiento solvente y una autonomía para olvidarse del cargador

En el interior del motorola moto g56 hay una batería de 5200 mAh de capacidad / Fotografía de Christian Collado
En el corazón del moto g56 late un procesador MediaTek Dimensity 7060, un chip de 6 nanómetros diseñado para la gama media. Y siendo sinceros, no es un procesador para tirar cohetes, pero se desenvuelve bien en el día a día. Para tareas cotidianas como navegar por redes sociales, usar WhatsApp, ver vídeos en YouTube o jugar a títulos casuales, su rendimiento es más que suficiente.
Donde sí se le notan las costuras es en los juegos más exigentes, como es lógico. Podrás jugar a los títulos más populares de la Play Store, pero tendrás que ajustar la calidad gráfica a un nivel medio para obtener una experiencia fluida. No es un móvil para gamers, pero para el 95% de los usuarios, su potencia es más que de sobra.
La gran ventaja de este procesador, sin embargo, es su eficiencia energética. Y aquí es donde el moto g56 saca pecho. Combinado con una generosa batería de 5200 mAh y la excelente optimización de su software, el resultado es una autonomía sobresaliente.
Durante este mes de prueba, he conseguido llegar al final del día con un 40-50% de batería restante de forma consistente, incluso en jornadas de uso intensivo. Con un uso más moderado, es perfectamente posible estirar la autonomía hasta los dos días completos sin necesidad de pasar por el cargador. Es una auténtica gozada poder salir de casa por la mañana y olvidarte por completo de la batería.
Cuando por fin consigues agotarla, la carga rápida de 30W te permite recargarla por completo en poco más de una hora, una velocidad correcta para su gama de precio.
Cámaras: una que vale por dos (porque la otra es de adorno)

App de cámara del motorola moto g56 / Fotografía de Christian Collado
El apartado fotográfico del moto g56 es un claro ejemplo de la estrategia de "todo a una carta" que vemos en muchos móviles de esta gama. El sistema de cámaras está liderado por un sensor principal Sony LYTIA 600 de 50 megapíxeles que, en líneas generales, hace un buen trabajo.
En condiciones de buena luz, las fotografías que se obtienen son nítidas, con un buen nivel de detalle y unos colores agradables y realistas. El procesado de Motorola no tiende a saturar en exceso, lo que se agradece. El modo retrato también funciona sorprendentemente bien, con un recorte del sujeto bastante preciso. No es la mejor cámara de la gama media, pero para el usuario medio que busca una cámara solvente para el día a día, es más que suficiente.










El problema, como era de esperar, viene con la cámara secundaria de 8 megapíxeles, asociada a una lente ultra gran angular. Es un sensor de relleno. La calidad de imagen que ofrece es tan baja que, sinceramente, no aporta prácticamente nada al conjunto. En la práctica, solo usarás la principal.
La cámara frontal, de 32 megapíxeles con tecnología Quad Pixel, ofrece unos selfies decentes, con un buen nivel de detalle y un tratamiento de la piel bastante natural.
Galería de fotos y vídeos con motorola moto g56
Los pequeños detalles que marcan la diferencia

Probablemente, uno de los móviles más interesantes de su segmento / Fotografía de Christian Collado
Más allá de los grandes apartados, el moto g56 está lleno de pequeños detalles que suman (y restan) a la experiencia final.
En el lado positivo, la calidad de sonido es mejor de lo esperado. Incluye altavoces estéreo con soporte para Dolby Atmos, algo de lo que otros modelos más caros no pueden presumir. El sonido es potente, claro y con una buena sensación de espacialidad, ideal para ver vídeos o jugar sin auriculares. Y hablando de auriculares, otro detalle que se agradece enormemente es la inclusión de una clavija para auriculares de 3,5 milímetros, un añadido que muchos usuarios que prefieren los auriculares con cable echarán de menos en otros teléfonos.
En el lado negativo, y este es para mí el mayor "pero" del teléfono junto a la pantalla, está el motor de vibración. Es, sencillamente, bastante malo. Es un motor de vibración propio de un móvil barato, de esos que producen un zumbido tosco y poco definido. Los efectos de vibración al teclear o al recibir una notificación no son firmes y agradables como en los móviles más caros, sino que se sienten huecos y de baja calidad. Es un claro indicativo de dónde ha tenido que recortar Motorola para ajustar el precio.
Conclusión: ¿Vale la pena el motorola moto g56?

Primer plano del módulo de cámaras / Fotografía de Christian Collado
Llegamos al final, y mi veredicto sobre el motorola moto g56 es muy claro. Es un excelente móvil dentro de su categoría, un dispositivo que, a pesar de sus compromisos evidentes, me ha dejado un sabor de boca fantástico.
Sus puntos fuertes son innegables: un diseño exquisito y lleno de personalidad que lo hace parecer un móvil mucho más caro, y una experiencia de software que es, sencillamente, la mejor de su clase. A esto se le suma una autonomía sobresaliente y pequeños detalles como los altavoces estéreo o el jack de auriculares que redondean un conjunto muy sólido.
Por supuesto, no es un móvil para todo el mundo. Si buscas la mejor pantalla en un móvil de est etipo o un sistema de cámaras más versátil, hay otras opciones como el CMF Phone 2 Pro, que probablemente te ofrezcan más en este sentido, por un precio similar.
Pero si lo que valoras es el diseño, la fluidez del software y una batería que no te deje tirado, y todo ello por un precio que no te obligue a hipotecar un riñón, el moto g56 es, sin duda, una de las compras más inteligentes que puedes hacer en 2025. Es un soplo de aire fresco, un recordatorio de que, incluso en la gama más económica, todavía hay espacio para la personalidad y el buen gusto.
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