Samsung Galaxy S25 FE, análisis: un buen teléfono de gama alta que tiene al enemigo en casa
Samsung vuelve a intentar un año más conquistar el segmento de la gama alta económica con un smartphone que hereda rasgos de la serie Galaxy S25

Hay una tradición en el universo Samsung que, año tras año, se espera con una mezcla de ilusión y escepticismo. Es el lanzamiento de la "Fan Edition", la familia FE. Nació como una idea brillante: coger la esencia de los buques insignia de la serie Galaxy S, hacer unos recortes inteligentes en los sitios donde menos duele y ofrecer un paquete casi-perfecto a un precio que lo convirtiera en la compra inteligente del año. Era el teléfono "para los fans", para los que sabían lo que querían y no necesitaban pagar por fuegos artificiales. Y durante algunas generaciones, funcionó de maravilla.
Sin embargo, en los últimos años, esa filosofía se ha ido diluyendo. La línea que separaba al FE de sus hermanos mayores se ha ido volviendo borrosa con cada nueva generación, y su posicionamiento en el mercado, cada vez más confuso.
Llego a este análisis del nuevo Samsung Galaxy S25 FE después de haber convivido con él durante las últimas semanas, y lo hago con una sensación agridulce. Porque, por un lado, tengo en mis manos un teléfono fantástico, un dispositivo solvente y equilibrado que lo hace casi todo bien. Pero, por otro, y aquí reside la gran tragedia de esta "Fan Edition", tengo la sensación de que Samsung ha creado un producto que, en su afán por no canibalizar a sus hermanos mayores, ha acabado perdiendo su propia identidad.
El S25 FE es un buen teléfono, sí. Pero en un mercado tan salvajemente competitivo, ser "bueno" ya no es suficiente. Y lo que es peor, su mayor enemigo no está en China ni en Cupertino; vive en su propia casa.
+ Pros
- La mejor pantalla de la historia de la serie FE
- Buenas cámaras principal y teleobjetivo
- Diseño elegante y buena calidad de construcción
- Android 16 y 7 años de actualizaciones
- Contras
- La autonomía es floja. La carga, lenta
- La cámara ultra gran angular queda muy por detrás del resto
- Precio de salida elevado

- Precio del Samsung Galaxy S25 FE y dónde comprarlo
- Ficha técnica de características
- Un diseño que ya conoces, pero que sigue funcionando
- La pantalla que merecíamos
- Un corazón Exynos que cumple, pero no enamora
- One UI 8: la madurez de un software que es el verdadero 'flagship'
- Una cámara versátil que brilla, pero no deslumbra
- La eterna penitencia: una autonomía que sigue sin estar a la altura
- Mejores alternativas al Samsung Galaxy S25 FE
- Conclusión: ¿vale la pena el Samsung Galaxy S25 FE?
Precio del Samsung Galaxy S25 FE y dónde comprarlo
El Samsung Galaxy S25 FE está disponible en España desde el mes de septiembre, a un precio de venta oficial de 759 euros en su variante con 128 GB de almacenamiento. También se puede comprar en una versión de 256 GB de almacenamiento por 819 euros, y una de 512 GB de almacenamiento por 939 euros. Todas ellas están equipadas con 8 GB de memoria RAM.
Es posible comprar el Samsung Galaxy S25 FE a través de la tienda online oficial de Samsung, así como a través de otros canales de distribución autorizados, como Amazon.
Ficha técnica de características
Especificaciones | |
---|---|
Dimensiones | 76.6 x 161.3 x 7.4 mm |
Peso | 190 g |
Pantalla | 6.7 pulgadas FHD+ Dynamic AMOLED 2X, 120Hz (60/120Hz), Vision Booster |
Densidad de píxeles | FHD+ (densidad no especificada) |
Procesador | Exynos 2400 (4nm) |
RAM | 8 GB |
Sistema operativo | Android 16 con One UI 8 |
Almacenamiento | 256 GB / 512 GB |
Cámaras | Principal: 50MP f/1.8 OIS | Ultra gran angular: 12MP f/2.2 | Teleobjetivo: 8MP f/2.4 zoom 3x OIS | Frontal: 12MP f/2.2 |
Batería | 4.900 mAh, carga rápida 45W, carga inalámbrica, PowerShare inalámbrico |
Otros | 5G, Wi-Fi 6E, Bluetooth 5.4, IP68, colores: Azul Marino, Azul Glacial, Negro Intenso, Blanco |
Fecha de salida | Desde el 4 de septiembre en algunos mercados |
Precio de salida | 759 € (versión de 128 GB), 819 € (versión de 256 GB), 939 € (versión de 512 GB) |
Un diseño que ya conoces, pero que sigue funcionando

La parte trasera del Samsung Galaxy S25 FE está construida en plástico. Sus laterales son de aluminio / Fotografía de Rubén Ulloa
Si hay un aspecto en el que Samsung ha alcanzado una maestría casi aburrida es en el del diseño. Y el Galaxy S25 FE es el reflejo perfecto de esa filosofía. No hay sorpresas, no hay riesgos, no hay un solo elemento que te haga arquear una ceja. Y, sinceramente, eso no es del todo malo. El S25 FE es un teléfono elegante, sobrio y extraordinariamente bien construido.
Samsung mantiene su lenguaje de diseño que ya es icónico de la familia Galaxy, con ese módulo de tres cámaras que flotan de forma individual en la esquina superior izquierda. La trasera, de un material que Samsung llama "Glasstic" (una mezcla de plástico y cristal con acabado mate), se siente de maravilla en la mano y repele las huellas con una eficacia notable. Los bordes, de aluminio mate, le dan ese toque premium y ese agarre firme que esperas de un dispositivo de esta categoría.
Con solo 7,4 milímetros de grosor y 190 gramos de peso, es el teléfono FE más fino y ligero hasta la fecha, un detalle que se agradece enormemente en el día a día. Es un teléfono relativamente compacto y muy cómodo de usar, que se siente robusto, gracias en parte a la protección Corning Gorilla Glass Victus+ en el frontal y a la certificación IP68 contra agua y polvo.
En definitiva, en el apartado de diseño, el S25 FE es un Samsung de pura cepa. Un teléfono que quizás no te enamore por su originalidad, pero que te convence por su calidad, su calidad y porque, simplemente, funciona.
La pantalla que merecíamos

Por fin, Samsung ha decidido integrar un panel de tipo LTPO en su serie FE / Fotografía de Rubén Ulloa
Y llegamos a la que es, para mí, la mejor noticia y el mayor salto adelante de esta generación. Durante años, una de las grandes ausencias en la familia FE ha sido una pantalla de tipo LTPO. Y este año, por fin, Samsung ha escuchado. El Galaxy S25 FE incorpora un espectacular panel Dynamic AMOLED 2X de 6,5 pulgadas que, ahora sí, cuenta con una tasa de refresco adaptativa que va de 1 a 120Hz.
Este cambio, que sobre el papel puede parecer menor, en la práctica lo cambia todo. No solo garantiza una fluidez exquisita al navegar por la interfaz o jugar a videojuegos, sino que tiene un impacto directo (o debería tenerlo, como veremos más adelante) en la eficiencia energética, permitiendo que la pantalla reduzca su refresco al mínimo cuando el contenido es estático.
Más allá del LTPO, la calidad del panel es, sencillamente, soberbia. Es un área donde Samsung juega en casa, y se nota. La resolución Full HD+ es más que suficiente para este tamaño, ofreciendo una nitidez excelente. Los colores son vibrantes, precisos y con múltiples modos de calibración para que cada usuario lo ajuste a su gusto. El brillo máximo es altísimo, permitiendo una visibilidad perfecta en exteriores, y el contraste, como es de esperar en un panel de estas características, es infinito.
Es, sin duda, una de las mejores pantallas que puedes encontrar en este segmento de precio, un lienzo espectacular para disfrutar de cualquier tipo de contenido multimedia. Y la llegada del LTPO es la guinda del pastel que llevábamos años esperando.
Un corazón Exynos que cumple, pero no enamora

Usando el Samsung Galaxy S25 FE / Fotografía de Rubén Ulloa
En el interior del Galaxy S25 FE late el nuevo Exynos 2500, el último procesador de desarrollo propio de Samsung. Y aquí, mi sensación es la de un déjà vu. Como cada año, el rendimiento en el día a día es bueno. El teléfono se mueve con fluidez, las aplicaciones se abren con rapidez y la multitarea, gracias a sus 8 GB de RAM, es solvente.
Sin embargo, cuando le exiges el máximo, el Exynos 2500 vuelve a mostrar las mismas debilidades que sus predecesores. En sesiones de juego intensivas o al grabar vídeo en 4K durante un tiempo prolongado, el rendimiento sostenido es su punto más flaco. El teléfono tiende a calentarse y, como consecuencia, a reducir la potencia del procesador para evitar daños, lo que se traduce en caídas de fotogramas y en una experiencia que no está a la altura de la que ofrecen sus competidores con procesadores Snapdragon.
No me malinterpretéis, para el 95% de los usuarios y para el 95% del tiempo, el rendimiento del S25 FE es más que suficiente. Pero en un teléfono que aspira a ser una "Fan Edition" de la gama alta, me duele que Samsung siga sin dar el salto definitivo a los procesadores de Qualcomm en todas sus versiones. No es una cuestión de potencia bruta, sino de eficiencia y, sobre todo, de consistencia. Y ahí, el Exynos 2500, un año más, se queda un pequeño paso por detrás.
One UI 8: la madurez de un software que es el verdadero 'flagship'

One UI 8 integra una gran cantidad de funciones de IA, además de todas las novedades propias de Android 16 / Fotografía de Rubén Ulloa
Si el hardware me deja con una sensación agridulce, el software es, sin duda, el argumento de compra más sólido de este teléfono. El Galaxy S25 FE llega con One UI 8, basado en Android 16, y es la demostración palpable de por qué Samsung es el rey de Android.
One UI es, a día de hoy, la capa de personalización más madura, completa y pulida del mercado. Es un sistema operativo cargado de funciones útiles que de verdad aportan valor en el día a día, desde las opciones de personalización de Good Lock hasta el ecosistema de productividad de DeX. Y este año, por supuesto, viene con todo el arsenal de Galaxy AI, las funciones de inteligencia artificial de Samsung, que siguen mejorando y expandiéndose.
Pero la verdadera joya de la corona, el as en la manga que deja en evidencia a toda la competencia, es el compromiso de Samsung con las actualizaciones. La compañía garantiza siete años de actualizaciones del sistema operativo y de parches de seguridad. Siete años. Es una cifra que hasta hace nada era impensable en Android, y que convierte al S25 FE en una de las inversiones más seguras y duraderas que puedes hacer en un smartphone. Saber que tu teléfono seguirá recibiendo las últimas novedades de Android y los parches de seguridad más importantes hasta bien entrada la próxima década es una tranquilidad que, sinceramente, no tiene precio.
Una cámara versátil que brilla, pero no deslumbra

El sistema de cámaras del Samsung Galaxy S25 FE / Fotografía de Rubén Ulloa
En el apartado fotográfico, el Galaxy S25 FE hereda gran parte del ADN de sus hermanos mayores, y eso es una noticia fantástica. El sistema de triple cámara, compuesto por un sensor principal de 50 megapíxeles, un teleobjetivo de 8 megapíxeles con zoom óptico 3x y un ultra gran angular de 12 megapíxeles, ofrece unos resultados muy solventes en la mayoría de las situaciones .
La cámara principal y el teleobjetivo son, sin duda, los grandes protagonistas. En condiciones de buena luz, las fotografías son excelentes. El nivel de detalle es bueno, el rango dinámico es amplio y el procesado de Samsung, aunque a veces tiende a saturar los colores un poco más de la cuenta, consigue unas imágenes muy vistosas y listas para compartir en redes sociales. El teleobjetivo 3x, aunque no es el más nítido del mercado, es increíblemente útil y versátil, permitiéndote acercarte a la acción y conseguir encuadres mucho más interesantes.
Sin embargo, el ultra gran angular es, un año más, el punto más pobre del conjunto. La calidad de imagen es notablemente inferior a la del sensor principal, con una falta de nitidez en los bordes y un rendimiento nocturno que deja bastante que desear.
En general, el sistema de cámaras del S25 FE es muy bueno. Es fiable, es versátil y te dará grandes resultados en el 90% de las situaciones. Pero en un mercado donde la fotografía es un campo de batalla tan crucial, se queda un pequeño paso por detrás de lo que ofrecen competidores directos como el Google Pixel 10, cuyo procesado de imagen sigue siendo, en mi opinión, el rey de la gama media-alta.
Galería de fotos y vídeos con Samsung Galaxy S25 FE
La eterna penitencia: una autonomía que sigue sin estar a la altura

La autonomía es, quizá, el punto más débil del Samsung Galaxy S25 FE / Fotografía de Rubén Ulloa
Y llegamos al que es, para mí, el gran pecado y la mayor decepción de este Galaxy S25 FE. A pesar de la llegada de una pantalla LTPO y de un procesador teóricamente más eficiente, la autonomía de su batería de 4.700 mAh es, sencillamente, floja .
En mis semanas de prueba, con un uso mixto de redes sociales, correo, mensajería y alguna que otra foto, he sufrido para llegar al final del día. En las jornadas de uso más intensivo, he tenido que pasar por el cargador a media tarde, una experiencia que, sinceramente, no esperaba en un teléfono de esta categoría en pleno 2025.
Y por si fuera poco, la carga tampoco es para tirar cohetes. Con un máximo de 25 W por cable y 15 W de forma inalámbrica (y sin cargador en la caja, por supuesto), el proceso de recarga se hace eterno comparado con las velocidades que ofrecen sus rivales chinos .
La autonomía sigue siendo la gran asignatura pendiente de Samsung, una penitencia que los usuarios de la familia FE llevamos arrastrando demasiado tiempo, y que en esta generación, lamentablemente, sigue sin resolverse.
Mejores alternativas al Samsung Galaxy S25 FE
El S25 FE es un teléfono muy equilibrado, pero su precio de lanzamiento lo sitúa en un territorio muy peligroso, rodeado de tiburones. Si estás considerando su compra, es justo que sepas qué otras opciones tienes:
- Xiaomi 15T Pro: es la bestia de la calidad-precio. Por un precio similar, te ofrece un rendimiento superior, una batería mucho más grande y una carga rápida de otra galaxia. A cambio, tendrás que renunciar a la pulcritud de One UI y al ecosistema de Samsung.
- vivo X200 FE: Si tu prioridad es la fotografía, el modelo de vivo es un rival temible. Su sistema de cámaras, co-desarrollado con ZEISS, ofrece un rendimiento algo superior. Además, es uno de los pocos smartphones de gama alta compactos que aún existen en este rango de precios.
- Google Pixel 10: El rey de la fotografía computacional y la experiencia de software más pura. Si buscas la mejor cámara y las actualizaciones más rápidas, el Pixel 10 es una apuesta segura. Sin embargo, su diseño y su autonomía tampoco son sus puntos más fuertes.
- Samsung Galaxy S25+ (en oferta): y aquí está su mayor enemigo. Unos meses después de su lanzamiento, no es difícil encontrar el Galaxy S25+ con descuentos que lo sitúan en un rango de precio muy similar al del S25 FE, ofreciendo un mejor diseño, un mejor procesador y una mejor experiencia general.
Conclusión: ¿vale la pena el Samsung Galaxy S25 FE?
El Samsung Galaxy S25 FE es un gran teléfono. Tiene una pantalla espectacular, un sistema de cámaras muy solvente y una experiencia de software que, gracias a sus siete años de actualizaciones, es de las mejores del segmento. Es un producto redondo, maduro y que, en el día a día, ofrece una experiencia de uso fantástica.
Pero, y es un "pero" del tamaño de un catedral, su precio de lanzamiento lo condena. Lo sitúa en una tierra de nadie, demasiado caro para competir con la agresividad de las marcas chinas, y demasiado cerca de su hermano mayor, el Galaxy S25+, que por un poco más, te ofrece mucho más.
La "Fan Edition" ha perdido el rumbo. Ha olvidado que su misión era ser la compra inteligente, el equilibrio perfecto entre prestaciones y precio. Y en esta generación, ese equilibrio se ha roto.
Mi recomendación es clara: si encuentras el Galaxy S25 FE con una buena oferta, a través de una operadora o en un período de rebajas, no lo dudes. Es un teléfono magnífico que te dará años de alegrías. Pero a su precio de salida, me temo que hay opciones más inteligentes en el mercado. Y la más inteligente de todas, irónicamente, podría ser esperar a que el verdadero buque insignia de la familia baje de precio.
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