55.000 kilómetros de fibra y una sola misión: así es el "superordenador" distribuido con el que China quiere ganar la carrera de la IA
China conecta decenas de centros de computación con 55.000 km de fibra óptica para entrenar IA como si todo funcionara dentro de un único superordenador
China acaba de poner sobre la mesa una de esas infraestructuras que no buscan titulares fáciles, sino ventaja estratégica a largo plazo. No hablamos de un chip, ni de un modelo de IA, ni siquiera de un centro de datos concreto. Hablamos de 55.000 kilómetros de fibra óptica conectando decenas de supercomputadores para que funcionen como uno solo. Básicamente, un “superordenador” distribuido que, si cumple lo prometido, puede cambiar las reglas del juego en la carrera global por la inteligencia artificial.
El proyecto se presenta bajo el nombre de Future Network Test Facility (FNTF) y acaba de entrar en funcionamiento, según medios estatales chinos. Su escala es difícil de visualizar, pues conecta centros de computación repartidos en 40 ciudades a través de una red óptica de ultraalta velocidad que podría dar una vuelta y media al ecuador del planeta. No es una metáfora: es una infraestructura física, operando las 24 horas del día.
Un superordenador que no está en un solo sitio

Este sistema conecta centros de cómputo repartidos en 40 ciudades a través de una red óptica
La clave del FNTF no es solo la distancia que cubre, sino su eficiencia. Según su director, Liu Yunjie, el sistema alcanza el 98 % de la eficiencia de un único centro de computación, algo que hasta ahora parecía imposible de alcanzar en redes distribuidas.
En la práctica, esto significa que China pude tratar recursos dispersos como si estuvieran en la misma sala, algo crucial para tareas que exigen sincronización extrema, como el entrenamiento de grandes modelos de IA, la telemedicina avanzada o el control industrial en tiempo real.
Durante las pruebas iniciales, el sistema logró transferir cerca de 72 terabytes de datos en menos de hora y media desde un radiotelescopio. En una conexión convencional, ese mismo proceso habría llevado casi dos años. No es una mejora incremental, es un salto de escala.
El plan “East Data, West Computing”: la estrategia detrás del cable
Este “superordenador distribuido” es la pieza central del plan “East Data, West Computing”, una estrategia que China lleva más de una década preparando. La idea es sencilla en el papel y compleja en la ejecución: llevar la carga computacional desde zonas más saturadas del este del país hacia regiones occidentales con más espacio, energía y recursos, pero sin perder rendimiento en el camino.
El FNTF ya soporta 128 redes diferentes y miles de pruebas de servicio simultáneas. Y no se limita a la IA. Según lo informado por las autoridades chinas, la infraestructura ya se ha utilizado en investigación de 5G y 6G, y el objetivo es abrirla a sectores como la energía, la fabricación industrial o la llamada “economía de baja altitud”, donde drones y sistemas autónomos dependen de comunicaciones ultrarrápidas.
Un experimento ambicioso… y arriesgado
Eso sí, no todo es promesa. El sistema se basa en lo que se conoce como red determinista, ¿qué significa esto? Que cada paquete de datos sigue rutas y tiempos casi milimétricos, como trenes en un horario fijo. Funciona de maravilla en pruebas controladas, pero mantener esa estabilidad a gran escala exige una red eléctrica robusta, una gestión impecable y tolerancia mínima a fallos.
Aun así, China parecería estar dispuesta a asumir el riesgo. Para Pekín, no es solo un proyecto tecnológico, sino una apuesta estratégica: centralizar la potencia de cálculo del país y convertirla en una ventaja estructural. Si funciona como se espera, no será solo un superordenador, será la columna vertebral de su ambición en la carrera por dominar la inteligencia artificial.