Dejar el Pixel 10 Pro XL ha sido una traición a mis principios. Pero este móvil me ha demostrado que el futuro de Android está en la autonomía

Llevo usando smartphones de Google como teléfonos personales desde el Pixel 2 XL, pero el OPPO Find X9 Pro ha conseguido lo que creía impensable

Dejar el Pixel 10 Pro XL ha sido una traición a mis principios. Pero este móvil me ha demostrado que el futuro de Android está en la autonomía
La pantalla del OPPO Find X9 Pro, rodeada de unos márgenes de tamaño ínfimo / Fotografía de Christian Collado
Publicado en Tecnología

Hay relaciones que se convierten en principios. Durante años, mi móvil principal ha sido un Google Pixel. Lo ha sido no por la potencia bruta (nunca han sido los más rápidos) ni por la cámara (siempre han sido de los más "fiables", pero no los más versátiles). Lo ha sido por convicción. Para mí, el Pixel representa la esencia de Android, la visión más pura y coherente de lo que debe ser un smartphone. Era mi herramienta y mi argumento de debate: "Sí, mi teléfono no tiene la batería del tuyo, pero tiene la mejor experiencia de software que existe en Android".

Pero recientemente, después de la vorágine de lanzamientos de finales de año, decidí aparcar mi flamante Google Pixel 10 Pro XL, el teléfono que había usado desde su lanzamiento en agosto. Lo dejé en el cajón, no por un bug ni por un fallo de hardware, sino por un simple experimento profesional. Necesitaba sumergirme de lleno en la experiencia de uno de sus principales competidores. Y tras un mes de uso intensivo, he llegado a una conclusión demoledora: he descubierto el mejor smartphone del momento. Y sí, me lo compraría con mi propio dinero este Black Friday.

OPPO Find X9 Pro

El divorcio de la autonomía y el software perfecto

Android 16

Android 16 en el Google Pixel 10 Pro XL / Fotografía de Christian Collado

El terminal al que me he "cambiado" es el OPPO Find X9 Pro. Y la razón de esta traición a mis principios es un concepto tan simple de entender como difícil de alcanzar: equilibrio.

He pasado de usar un coche de carreras con el motor de un tractor (la belleza del Pixel con el lastre del Tensor) a usar un cohete perfectamente equilibrado. Lo digo con la autoridad de quien ha probado todos y cada uno de los flagships que han salido este año: el Find X9 Pro es un smartphone que raya la perfección en todo. Pero los dos aspectos que han dinamitado mi lealtad al Pixel son, sin duda, la autonomía y la experiencia fotográfica.

El Pixel 10 Pro XL sigue teniendo, en mi opinión, el diseño más coherente y estético de toda la gama alta. La Experiencia Pixel, ese toque sutil, esas animaciones fluidas, la limpieza de Android 16, sigue estando por encima de lo que ofrece OPPO en su capa, aunque ColorOS haya mejorado de forma abismal. Pero esa superioridad se desvanece a las 6 de la tarde.

Y este es el toque de atención que Google debe escuchar si no quiere perder el trono de Android entre los power users: la autonomía del Pixel está a un paso de ser, a día de hoy, inaceptable para un flagship.

La brecha de la ingeniería: el problema del "hardware justo"

OPPO Find X9 Pro color titanio

La parte trasera del OPPO Find X9 Pro, acabada en vidrio con efecto mate / Fotografía de Christian Collado

Pero también hay que hablar de ingeniería. Y aquí es donde las marcas chinas, como OPPO, le han sacado una ventaja importante a marcas como Google, pero también a otras de las consideradas "convencionales" como Samsung o Apple.

Mientras mi Pixel 10 Pro XL (con su modesta batería y el Tensor G5) me obliga a buscar un enchufe antes del final de un día de uso intenso, el Find X9 Pro, con su batería de silicio/carbono de 7.500 mAh, me garantiza la tranquilidad que llevaba años sin sentir con un móvil. Puedo usarlo sin miramientos, hacer fotos, jugar, grabar vídeo y llegar a la cama con un 40% de batería. Es una tranquilidad que, en el día a día, vale más que mil funciones de IA (sobre todo si esas funciones, como viene siendo habitual con Google, ni siquiera están disponibles en Europa o en idioma español).

Y el problema no es solo la capacidad, es la eficiencia. El Tensor G5, a pesar de ser un chip de última generación, sigue siendo un chipset inferior a sus rivales. Y lo digo con conocimiento de causa:

  • El Tensor G5 es potente en ráfagas cortas, y lo suficientemente bueno para el día a día, pero su rendimiento sostenido palidece. Hay móviles con procesadores de gama media de Qualcomm del año pasado que ofrecen una mayor eficiencia y menos thermal throttling que el Tensor G5. Un flagship no puede permitirse ese lastre.
  • OPPO, Xiaomi, HUAWEI, realme... Casi todas las chinas están migrando a baterías de Silicio/Carbono que permiten aumentar la densidad energética sin engrosar el chasis. Google tiene que dar ese salto. Quedarse anclado en la tecnología tradicional, incluso con la optimización de Android, ya no es suficiente para competir.

La fotografía: de la magia al músculo

Durante años, la fotografía del Pixel se ha basado en la magia. Google inventó la fotografía computacional de la mano de Marc Levoy, y su software era capaz de hacer maravillas con un hardware que era, francamente, humilde. El Pixel ha sido el campeón de la "foto rápida, lista para compartir".

Pero el mercado ha madurado. Y hoy, la magia ya no basta.

El OPPO Find X9 Pro ha entendido algo crucial: la fotografía computacional necesita músculo. El sensor principal de 1 pulgada, el periscopio de 3 aumentos con zoom impecable y el ultra gran angular de alta resolución del OPPO ofrecen un punto de partida, un "lienzo" con tal cantidad de información (luz, color, detalle) que el software de OPPO puede trabajar sobre una base infinitamente superior a la de mi Pixel 10 Pro XL.

Y aquí viene el segundo toque de atención a Google: necesitas sensores más grandes. La fotografía computacional del Pixel es genial, pero se ha estancado. Si Google quiere seguir siendo el rey, no puede depender de un hardware que sus rivales dejaron atrás hace dos generaciones. El próximo Pixel 11 necesita una cámara principal con un sensor de gran tamaño que pueda aprovechar, de verdad, los avances en IA y machine learning que tanto domina la compañía. Y lo mismo con el teleobjetivo.

Pero por supuesto, el OPPO tampoco es perfecto. Me gustaría que OPPO siguiera trabajando en hacer de ColorOS una capa más refinada y coherente estéticamente. Y sé bien que voy a echar de menos el sistema magnético PixelSnap del 10 Pro XL. Pero, actualmente, y al menos hasta que llegue la nueva generación de flagships, el Find X9 Pro es el único teléfono que puede ofrecerme todo lo que necesito de un móvil a día de hoy.

OPPO Find X9 Pro

Dejar el Pixel ha sido una traición a mi yo más geek, pero el OPPO Find X9 Pro me ha demostrado que el futuro de Android no está en la lealtad ciega al software, sino en el equilibrio total del hardware y la autonomía.

El Pixel sigue siendo una referencia en coherencia y estética. Sigue siendo, a nivel de software, el mejor móvil Android. Pero se ha quedado atrás en la carrera que de verdad importa: la de la autonomía y la de la potencia eficiente.

Si Google toma nota de esto en la próxima generación, si integra baterías de silicio/carbono y un Tensor G6 que compita de tú a tú con el Snapdragon 8 Elite y el Dimensity 9600 en eficiencia y rendimiento sostenido, entonces tendremos el smartphone Android perfecto.

Hasta entonces, mi móvil personal, mi recomendación para el Black Friday, y el teléfono que demuestra que la vanguardia ya no es americana, lleva el logo de OPPO. Y me da una tranquilidad inmensa saber que, por fin, puedo olvidarme del cargador a las 6 de la tarde.

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