Fosi Audio ZP3, ZD3 y ZA3, análisis: es injusto que un equipo tan barato suene así de bien
Probamos el stack completo de Fosi Audio. Un conjunto modular y balanceado que desafía toda lógica, ofreciendo un sonido de referencia que humilla a equipos diez veces más caros
Vamos a dejar un par de cosas claras antes de empezar: este stack completo –porque lo es, no son tres equipos que funcionen sólo por separado, que también, aunque se entienden mejor juntos– puede parecer de gama de entrada por el precio, pero no lo es. También podríamos decir que podrían situarse en la gama media por el sonido, pero tampoco. Decir ambas cosas sería quedarse muy corto.
Cuando recibí estos tres dispositivos de Fosi Audio venía prevenido de que me iba a llevar una sorpresa, pero es que esto es ridículo. No quiero hacer spoilers, pero este equipo suena mucho mejor de lo que debería por su precio. Es la primera vez que tengo la suerte de tener un sistema con componentes separados, y no tiene sentido. Todo lo que creía saber sobre alta fidelidad se ha ido por el sumidero.
Y aquí viene lo grave: Fosi Audio no tiene derecho a hacer lo que ha hecho. Es injusto. No para ellos, sino para la competencia. Después de probar esto, me cuesta aceptar a quienes, observando desde sus tronos y su clasismo de high end, defienden a McIntosh y otros fabricantes de clase A como si fuesen el be-all, end-all del mundo del audio.
Es cierto que escuchar música en un equipo de 70.000 euros te enseña un par de cosas, pero eso no quita para que las gamas domésticas y los precios asequibles puedan llegar a sonar ridículamente bien. Todo este stack de clase D les acaba de dar una lección a los más esnobs. Aviso a navegantes: este es uno de los análisis más extensos que he escrito hasta ahora. Espero haberlo cubierto todo. Y ahora, hablemos de por qué este stack es tan insultantemente bueno...
+ Pros
- Estética industrial unificada
- Cadena de señal 100% balanceada real
- Modularidad total (posibilidad de escalar a bloques Mono)
- Integración moderna con TV gracias al HDMI ARC (ZD3)
- Controles de tono físicos de acceso inmediato (ZP3)
- Posibilidad de cambiar los op-amps para colorear el sonido
- Gestión de crossover dedicada para integrar subwoofers
- Construcción sólida que actúa como disipación pasiva
- Contras
- Gestión infernal de tres fuentes de alimentación externas
- Espacio trasero insuficiente para cables XLR de gama alta
- El ZP3 no incluye previo de phono para vinilos
- Riesgo térmico al apilar las tres unidades
- La pantalla del ZD3 es ilegible desde la distancia

- Precio de los Fosi Audio ZA3, ZP3 y ZD3 y dónde comprar
- Ficha técnica de características
- Diseño
- Calidad de sonido
- Controles y experiencia de uso
- Mejores alternativas al stack de Fosi Audio
- Conclusión
Precio de los Fosi Audio ZA3, ZP3 y ZD3 y dónde comprar
El stack Hi-Fi al completo lo puedes comprar por separado en distribuidores como Amazon y en otros retailers especializados.
Ficha técnica de características
| Especificaciones | Fosi Audio ZD3 | Fosi Audio ZP3 | Fosi Audio ZA3 |
|---|---|---|---|
| Dimensiones | 160 x 125 x 41 mm (aprox.) | 239 x 164 x 54 mm | 155 x 184 x 51 mm |
| Peso | ~0,68 kg | ~0,97 kg | ~0,84 kg (solo unidad) ~1,78 kg (paquete) |
| Pantalla / Indicadores | Pantalla OLED frontal Indicadores de entrada y formato | LED de estado Marcadores de nivel y tono | LED de encendido y modo Indicadores de canal/mono |
| Tipo y función principal | DAC de escritorio balanceado Preamplificador digital con control de volumen | Preamplificador analógico balanceado Control de volumen y tono | Amplificador de potencia clase D Modo estéreo / mono conmutable |
| Procesador / Chip de audio | XMOS XU316 ESS ES9039Q2M Bluetooth QCC3031 Op-amps LME49720 intercambiables | NJR NJU72315 (control de volumen) Op-amps NE5532 intercambiables Relés Omron enmutados | Texas Instruments TPA3255 Op-amps NE5532 intercambiables Etapa clase D de alta eficiencia |
| Entradas | USB-C (PCM hasta 768 kHz/32 bit) Óptica / Coaxial S/PDIF HDMI ARC Bluetooth 5.0 con aptX HD | 1x XLR balanceada (combo) 2x RCA estéreo de línea | 1x XLR balanceada (combo) 1x RCA estéreo de línea |
| Salidas | 1x XLR balanceada de previo 1x RCA estéreo de previo | 1x XLR balanceada de previo 1x RCA estéreo de previo 1x salida de subwoofer (RCA) | Bornes de altavoz (par estéreo) Salida para subwoofer activo (RCA) |
| Potencia / Nivel de salida | Salida XLR: hasta 5,0 Vrms Salida RCA: hasta 2,5 Vrms | Salida de previo de nivel de línea Ganancia seleccionable por pasos | Hasta 2 x 155 W a 4 Ω (estéreo) Hasta 1 x 235 W a 4 Ω (mono, 48 V/5 A) |
| Conectividad y funciones extra | Control por mando a distancia Trigger 12 V in/out Op-amps intercambiables Soporte DSD nativo | Control de tono (graves/agudos) Bypass de tono Trigger 12 V in/out Atenuación por relés escalonados | Conmutador estéreo/mono Trigger 12 V in Op-amps intercambiables Protecciones de altavoz |
| Sistema / Topología | DAC balanceado de doble canal Preamplificador con volumen digital | Preamplificador analógico balanceado Ruta de señal de bajo ruido | Etapa de potencia clase D Funcionamiento en puente para mono |
| Alimentación | Fuente de alimentación incluida Adaptador DC 12 V externo | Fuente de alimentación incluida Fuente interna AC 100–240 V | Fuente de alimentación incluida Adaptador DC 48 V / 5 A externo |
| Otros | Chasis metálico compacto Pies antivibración Acabado en aluminio anodizado | Carcasa metálica rígida Mando a distancia incluido Diseño pensado para apilado Z‑serie | Carcasa de aluminio con gran disipación Compatible con pilas ZD3/ZP3 Formato compacto de escritorio |
| Precio | 189,99 € | 199,99 € | 143,99 € |
Diseño

Frontal del DAC Fosi Audio ZD3 | Imagen: Sergio Agudo
Si antes asociábamos este tipo de "Chi-Fi" con cajitas genéricas que parecían juguetes, la serie Z de Fosi Audio llega para dar un golpe en la mesa, literalmente. Al juntar el ZA3, el ZD3 y el ZP3, lo primero que notas es la uniformidad industrial: un chasis de aluminio en gris plomo que abandona las carcasas lisas y baratas por un cuerpo con aletas laterales integradas. No es solo estética; estas aletas actúan como disipadores térmicos pasivos, dándole al conjunto un aire de equipo de audio serio y pesado que, por fin, no desentona al lado de un monitor de gama alta o un MacBook.
El Fosi Audio ZA3 actúa como el ancla visual del sistema. Es el más "mudo" de los tres, dominado casi exclusivamente por esa perilla de volumen (a menudo con el acento naranja característico de la marca) que tiene un tacto sorprendentemente satisfactorio. Su frontal es el epítome del minimalismo: un interruptor de encendido integrado en la perilla y el selector de entrada XLR/RCA, más el de usarlo como un bloque mono o estéreo. No hay luces estroboscópicas ni pantallas que distraigan; es un bloque de potencia diseñado para desaparecer visualmente mientras alimenta tus altavoces, recordándote que está ahí solo por la solidez de su construcción metálica.
Por su parte, el Fosi Audio ZD3 rompe esa monotonía analógica introduciendo la modernidad en la pila. Aquí el protagonista es su pantalla OLED redonda, un guiño claro a tendencias de diseño más premium que vemos en marcas mucho más caras. Esta pantalla no solo aporta información sobre la tasa de muestreo o la entrada activa, sino que equilibra la estética "tanque" del resto de componentes con un toque de sofisticación tecnológica. La integración del panel en el chasis es limpia, sin bordes toscos, lo que demuestra que Fosi ha empezado a prestar atención a los acabados que tocas y ves a diario.
El tercer jinete, el Fosi Audio ZP3, es el que trae la nostalgia táctil a la ecuación. Si el ZA3 es potencia y el ZD3 es cerebro, el ZP3 es puro control. Su panel frontal está mucho más poblado, ofreciendo los controles de tono (graves y agudos) que muchos audiófilos puristas desprecian pero que nosotros, en el uso real de escritorio, agradecemos enormemente. La disposición de los potenciómetros permite ajustar el "color" del sonido al vuelo sin tener que navegar por menús digitales, manteniendo esa experiencia física y directa de girar una perilla y notar el cambio al instante.

Parte trasera del DAC Fosi Audio ZD3 | Imagen: Sergio Agudo
Cuando apilas los tres dispositivos, se crea una suerte de torre de control de audio que ocupa un espacio ridículamente pequeño para la versatilidad que ofrece. Las dimensiones contenidas son la clave aquí: puedes tener un sistema totalmente balanceado con preamplificación, DAC y etapa de potencia (o dos, si usas los ZA3 en mono) sin que tu escritorio parezca la cabina de un avión. Las patas de goma de cada unidad aseguran que, al apilarlos, queden firmes y alineados, creando una sensación de unidad compacta en lugar de tres aparatos tirados al azar.
Sin embargo, hay que hablar de la "gestión de la realidad" en la parte trasera. Al ser dispositivos tan compactos, la densidad de conectores en el panel posterior es altísima. Si decides usar la conexión balanceada XLR (que es la gran baza de diseño de este trío), prepárate para ver conectores que son casi tan altos como los propios aparatos. El resultado visual trasero es un amasijo de cables que contrasta con la limpieza frontal. A esto hay que sumar los tres conectores para las fuentes de alimentación externas, que tendrás que esconder muy bien bajo la mesa si no quieres arruinar la estética sobria del conjunto.
Un detalle de diseño funcional que me gusta es la separación física de los roles. A diferencia de los "todo en uno" donde una sola pantalla y un menú lo hacen todo, aquí el diseño te obliga a interactuar físicamente con cada etapa de la cadena de audio. Quieres volumen, vas al ZA3 (o al ZP3 si lo usas de preamplificador maestro); quieres cambiar de fuente, tocas el ZD3; quieres más pegada en los bajos, giras el ZP3. Es un diseño que favorece la interacción mecánica, algo que se está perdiendo y que le da un valor añadido a la experiencia de sentarse a escuchar música.
Calidad de sonido

Frontal del amplificador Fosi Audio ZA3 | Imagen: Sergio Agudo
Lo primero que hay que derribar es el prejuicio inherente a la Clase D. Durante años, los puristas nos han taladrado con la idea de que esta amplificación es fría, clínica y carente de alma, reservando la calidez para la Clase A o las válvulas. Pues bien, este stack coge ese prejuicio, lo arruga y lo tira a la basura.
Al conectar el conjunto, lo que te golpea no es una frialdad digital, sino una autoridad y un control sobre los altavoces que rara vez se encuentra en este rango de precios. El sonido no es "fino" ni metálico; tiene cuerpo, tiene peso y, sobre todo, tiene una dinámica que te hace cuestionar por qué hemos estado pagando tanto por cajas enormes que hacen exactamente lo mismo.
Un aspecto crítico, y donde se nota que estamos ante un sistema de componentes separados y no un juguete integrado, es el silencio: el suelo de ruido es prácticamente inexistente. Cuando la música para, hay un silencio sepulcral. No hay ese siseo de fondo o hiss eléctrico que suele delatar a los equipos económicos cuando subes el volumen sin reproducir nada. Ese "fondo negro" es el lienzo perfecto para que los instrumentos brillen, permitiendo que los detalles más sutiles —la respiración de un vocalista, el roce de una cuerda— emerjan con una claridad insultante.
El Fosi Audio ZD3, actuando como el cerebro digital de la operación, hace un trabajo de conversión que roza la transparencia absoluta. No intenta colorear nada, y eso es exactamente lo que debe hacer un buen DAC. Su entrega es analítica pero no carga innecesariamente al oído. He notado una resolución en las frecuencias altas que, a través del transporte de CD que tengo en el estudio, ha hecho que grabaciones complejas, como el Phaedra de Tangerine Dream, pongan capa sobre capa sin convertirlas en un amasijo de ruido. Si la grabación es buena, el ZD3 te la entrega en bandeja de plata; si es mala, no la va a esconder, pero tampoco la va a hacer sonar hiriente. Es honestidad digital bien entendida.

Ventilación del amplificador Fosi Audio ZA3 | Imagen: Sergio Agudo
Pero donde realmente ocurre la magia, donde el sistema deja de ser una suma de partes para convertirse en algo orgánico, es en el preamplificador ZP3. Aquí es donde entra esa "textura" que a la Clase D a veces le falta. Al pasar la señal por el ZP3 antes de amplificarla, ganamos una tridimensionalidad sorprendente. No es solo que suene más fuerte; suena más grande. Las voces ganan una carnosidad y una presencia central que te obligan a prestar atención, quieras o no. Es el elemento que humaniza la cadena, aportando ese toque de "grano" analógico —en el buen sentido— que hace que la música se sienta viva y no pregrabada.
Esto se nota especialmente escuchando discos de vinilo. He pasado bastantes horas escuchando LPs con este stack, y debo decir que a pesar de no contar con un previo de phono dedicado —aunque el plato con el que lo probé sí lo lleva— resuelve admirablemente bien. Entrega ese sonido que uno asocia con poner un vinilo: esa calidez derivada del menor rango dinámico y la saturación natural del formato, los cracks, clicks y pops del disco y una claridad y separación de instrumentos sin precedentes en esta gama. El Hallucinogen de Blut Aus Nord, con sus reverbs densas y sus capas intrincadas, me ha dado una experiencia mucho más definida que en otros escenarios.
Y luego está el músculo, el ZA3. No os dejéis engañar por su tamaño: este amplificador tiene una pegada en graves que es sencillamente grosera para lo pequeño que es. Mueve los conos de los altavoces con autoridad; se nota perfectamente el aire que desplaza sólo con mirarlos. Los bajos no son un retumbo indefinido; son secos, rápidos y articulados. Escuchando proyectos de psytrance como Digicult o el Defiant Imagination de Quo Vadis —con los intrincadísimos bajos de Steve DiGiorgio—, el ZA3 no se atraganta ni pierde el ritmo. Mantiene el control férreo del driver incluso a volúmenes donde otros amplificadores empezarían a distorsionar o a "suavizar" el impacto por falta de corriente.
Lo que más me ha sorprendido de analizar el sistema en conjunto es la escena sonora. Al tener la electrónica separada, la diafonía —ese sangrado de señal entre canales, también conocido como "crosstalk"— se minimiza drásticamente. Puedes señalar con el dedo dónde está cada músico en el escenario virtual. No es esa "masa de sonido" que te escupen las barras de sonido o los altavoces Bluetooth caros; es una recreación espacial coherente. Hay aire entre los instrumentos, hay profundidad, y eso es lo que te da esa sensación de inmersión real.

Parte trasera y conexiones del amplificador Fosi Audio ZA3 | Imagen: Sergio Agudo
Tengo que hacer una mención especial a los controles de tono del ZP3. Sé que los puristas del audio fruncen el ceño ante la idea de tocar los agudos o los graves, argumentando que hay que escuchar la música "como el artista la concibió". Tonterías. La mayoría de nosotros no tenemos salas tratadas acústicamente perfectas. Poder ajustar ligeramente los agudos para compensar una habitación muy "seca" o darle un toque a los graves cuando escuchas a bajo volumen por la noche es una bendición. Y lo mejor es que el ZP3 lo hace sin ensuciar el resto de frecuencias. Es un control útil, no un destructor de fidelidad.
¿Es perfecto? No. Si lo comparamos con ese equipo de 70.000 euros del que hablaba antes, evidentemente faltan las capas de microdetalle y esa liquidez absoluta en los medios que solo el dinero obsceno puede comprar. Pero aquí está la trampa: no suena 69.500 euros peor. De hecho, en una prueba a ciegas, me atrevería a decir que muchos audiófilos de salón tendrían serios problemas para distinguir este stack de equipos que cuestan cinco o seis veces más. Y eso es lo que me molesta y me maravilla a partes iguales.
Estamos ante un sonido que es divertido, enérgico y detallado. No es un equipo para analizar frecuencias en un laboratorio; es un equipo para disfrutar de la música. Tiene ese factor foot-tapping: involuntariamente empiezas a mover el pie. Te invita a subir el volumen, a redescubrir tu biblioteca musical y a sorprenderte con matices que antes pasaban desapercibidos en tu sistema anterior.
Por ir cerrando y dejando unas pinceladas a modo de resumen: la calidad de sonido de este trío de Fosi Audio es una bofetada de realidad. Nos demuestra que la barrera de entrada a la verdadera alta fidelidad se ha derrumbado. Ya no necesitas hipotecar un riñón para tener un sonido audiófilo, con separación de componentes, escena sonora holográfica y potencia de sobra. Lo que obtienes aquí es un rendimiento que, honestamente, debería costar mucho más. Y el hecho de que no lo haga es la mejor noticia que podíamos tener los amantes de la música.
Controles y experiencia de uso

Frontal del previo Fosi Audio ZP3 | Imagen: Sergio Agudo
La experiencia de usar este stack es una ceremonia mecánica que te desconecta del mundo táctil y digital al que estamos acostumbrados. No es darle a "play" en el móvil y olvidarse. Aquí hay un ritual: encender el DAC, activar el previo y despertar a la bestia del amplificador. Esa interacción física, el clic sólido de los equipos al encenderse, te da una sensación de control que ninguna app puede replicar. Es la diferencia entre conducir un coche automático y uno manual; puede que sea más trabajo, pero sientes el motor en tus manos.
Sin embargo, hablemos del elefante en la habitación: la gestión de la ganancia o "gain staging". Al tener tres dispositivos con sus propias perillas de volumen, la primera vez que lo montas te sientes un poco perdido. ¿Pongo el DAC al máximo? ¿Controlo desde el previo? ¿Dejo el amplificador a la mitad? Si no tienes cuidado, puedes acabar introduciendo ruido o recortando la señal. Mi recomendación tras pelearme con ellos: deja el ZA3 fijo (entre las 12 y las 2 en punto), usa el ZD3 como fuente pura y deja que el ZP3 sea tu centro de mando. Una vez encuentras el punto exacto el sistema vuela, pero requiere una curva de aprendizaje que no existe en un amplificador integrado convencional.
El Fosi Audio ZP3 es, indiscutiblemente, la estrella de la interacción diaria. Esos controles de tono para graves y agudos no son un adorno vintage; tienen un recorrido suave y una resistencia justa que da gusto manipular. Poder corregir una grabación brillante o darle cuerpo a un tema antiguo girando levemente la muñeca es un placer culpable. Además, la inclusión del corte de frecuencia (HPF) para el subwoofer es algo a lo que no estamos acostumbrados normalmente. No lo he usado porque no tengo un subwoofer con mi equipo de escucha, pero su inclusión me ha parecido muy inteligente.
Como apunte: puedes cambiar muy fácilmente un chip llamado op-amp que, a modo de explicarlo muy sencillo, es la pieza clave que hace la mayor parte del trabajo en el previo. Si cambias el op-amp del ZP3 —y ojo porque el que trae de serie es buenísimo— por uno de gama más alta, puede producir diferencias notables en cómo percibes la música que escuchas, porque es ahí donde la señal se forma antes de ir al amplificador.

Panel trasero del previo Fosi Audio ZP3 | Imagen: Sergio Agudo
Por su parte, el Fosi Audio ZD3 aporta la necesaria dosis de modernidad con su puerto HDMI ARC. Esto nos permite integrar el stack con el televisor y controlar el volumen general con el mando de la tele, salvando la brecha entre el "cacharreo audiófilo" y la convivencia en el salón —aunque, insisto, no lo he usado en este contexto—. Eso sí, su pantalla OLED redonda es un arma de doble filo: queda preciosa de cerca, con una estética muy Braun, pero es prácticamente ilegible si te alejas más de un metro y medio. Es un display diseñado para el escritorio, para tenerlo al lado del monitor, no para verlo desde el sofá o desde un punto de escucha, pero eso no afecta a lo bien que suena. Y aún así, no tiene que envidiar a unidades más caras como el FiiO K19.
Pero no todo es color de rosa en el paraíso de la Clase D. La realidad física de tener tres unidades separadas implica lidiar con el infierno de los cables. La parte trasera de este stack es una zona de guerra. El espacio entre los conectores XLR es tan ajustado que, si tus cables tienen terminaciones "premium" un poco gruesas, van a rozar o directamente no van a caber. Es un diseño que pide a gritos cables delgados y flexibles, lo cual es irónico porque todo el sistema te invita a usar componentes de gama alta. Tienes que tener mucha paciencia y dedos de pianista para dejarlo todo conectado sin que parezca un nido de ratas.
Y luego están las tres fuentes separadas de alimentación. Fosi Audio no ha descubierto la magia de las fuentes internas, así que te encuentras con tres transformadores externos que tienes que esconder. Si optas por las fuentes de 48V para maximizar la potencia del ZA3, prepárate, porque son casi tan grandes como el propio amplificador. Esconder tres de estos bloques bajo el escritorio requiere ingeniería logística avanzada... no realmente. Lo que sí hace falta son muchas bridas. Es el precio sucio a pagar por tener un sistema modular tan compacto sobre la mesa: el desorden se traslada al suelo.
También quiero hacer una advertencia sobre la gestión térmica. Las fotos de marketing quedan muy bonitas con los tres dispositivos apilados perfectamente alineados, pero la realidad es que el ZA3 se calienta. No mucho, pero lo hace. Utiliza su propio chasis para disipar el calor, y si le pones el ZP3 y el ZD3 encima o debajo, estás creando un sándwich térmico que no le hace ningún favor a la electrónica a largo plazo. Aunque estéticamente el "monolito" es atractivo, funcionalmente es mejor darles un poco de aire o no poner el amplificador de potencia en la base de la torre si vas a exigirle volumen durante horas.
La experiencia de uso de la serie Z es exigente pero gratificante. No es un sistema para quien busca la simplicidad absoluta de "enchufar y listo", sino para quien disfruta del proceso. Te obliga a ser consciente de tu cadena de audio, a ajustar, a tocar y a escuchar activamente. A pesar de los inconvenientes ergonómicos del cableado trasero y las fuentes de alimentación, la satisfacción de tener este nivel de control y modularidad en un espacio tan reducido supera con creces las molestias. Es audio doméstico para gente que se toma cómo suena la música en su casa muy en serio.
Mejores alternativas al stack de Fosi Audio
Si te atrae la idea del HDMI ARC y la potencia en un formato compacto, pero te da pereza gestionar tres aparatos y sus respectivos cables, el WiiM Amp es la respuesta lógica. Pierdes la modularidad y el control de tono analógico, pero ganas un streamer completo integrado de altísima calidad. Es la opción "inteligente": enchufar, conectar al WiFi y olvidarse.
Si prefieres mantenerte en el terreno del "Chi-Fi" puro con chips de amplificación potentes y una estética de escritorio, el SMSL AO300 es un rival durísimo. Básicamente condensa lo que hace este stack en una sola unidad: tiene un DAC decente, amplificación potente y HDMI ARC. No tienes la flexibilidad de cambiar componentes en el futuro, pero te ahorras mucho dinero y espacio en la mesa. Eso sí, pierdes la transparencia y el suelo de ruido del stack de Fosi Audio.
Conclusión
Fosi Audio ha roto las reglas del juego. Este stack no es una opción barata para salir del paso, sino un puñetazo en la mesa que reclama su sitio en la alta fidelidad. Han conseguido que los sistemas balanceados y la modularidad dejen de ser un coto privado de millonarios, logrando una victoria absoluta para quienes amamos el audio.
No es un sistema para todos. Si buscas simplicidad y cero cables, huye hacia un WiiM Amp. Este trío exige paciencia, pelearse con la gestión de cables trasera y esconder tres ladrillos de alimentación. Es un equipo que pide compromiso, ofreciendo a cambio esa ceremonia mecánica de interruptores que convierte la escucha en un ritual activo.
Si pagas ese peaje ergonómico, la recompensa es un sonido que no tiene derecho a existir por este precio. La transparencia del DAC, la calidez del previo y la fuerza bruta de la amplificación crean una experiencia reveladora. He escuchado equipos que cuestan diez veces más y que, sinceramente, no me han arrancado la misma sonrisa.
En definitiva, el conjunto ZA3, ZP3 y ZD3 es la democratización del audio hecha chasis de aluminio. Es imperfecto, se calienta y es un lío de conectar, pero tiene alma. Si tenías curiosidad por saber qué hay más allá del Bluetooth sin hipotecarte, este es tu billete de entrada. Probablemente, sea el último equipo que necesites en mucho tiempo.
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