¿Puede China ganar la carrera de la IA con chips peores? Su nueva infraestructura distribuida sugiere que EEUU tiene motivos para preocuparse
China enciende la FNTF, una red de 55.000 km que une 40 ciudades para entrenar IA con una eficiencia del 98%, esquivando el veto de chips
China ha activado oficialmente una infraestructura masiva que conecta 40 ciudades para que funcionen como un único superordenador. El objetivo de esta maniobra es compensar el bloqueo de semiconductores estadounidense creando una "bolsa de potencia" nacional, demostrando que la estrategia de Pekín para dominar la IA pasa ahora por la ingeniería de redes extrema más que por tener el mejor silicio individual.
La información llega desde Interesting Engineering, detallando que esta red alcanza el 98% de la eficiencia de un centro de datos tradicional. El secreto es una tecnología de red determinista que elimina la latencia, permitiendo que procesadores separados por 2.000 kilómetros trabajen al unísono, algo vital tras haber expulsado a Nvidia de su mercado estratégico.
Un ordenador del tamaño de un país
Las cifras del proyecto asustan. La red se extiende por más de 55.000 kilómetros, envolviendo el país en una malla de fibra óptica de latencia ultrabaja. En una demostración de fuerza bruta, lograron transmitir 72 TB de datos del radiotelescopio FAST en poco más de una hora, una tarea que por internet convencional habría tardado casi dos años en completarse.
Esto valida la tesis de Jensen Huang, quien ya avisó de que China tiene ventajas estructurales para ganar esta carrera gracias a su planificación centralizada. La lógica es aplastante: si no puedes comprar los chips más potentes porque EE.UU. amenaza con sanciones globales, conectas millones de chips "suficientes" con una coordinación milimétrica para que rindan como uno solo.
Este sistema funciona mediante una sincronización absoluta donde cada paquete de datos llega al destino en el instante programado. Al eliminar la incertidumbre temporal, borran los cuellos de botella que normalmente impiden entrenar modelos gigantes en servidores dispersos. Es la única forma de competir cuando EE.UU. se queda con parte de los ingresos de las pocas ventas de hardware occidental que permite.
El proyecto, conocido como FNTF, lleva una década en desarrollo y ya suma más de 200 patentes propias. Es la pieza clave para trasladar el cálculo masivo al oeste del país y aprovechar el excedente energético de la región, creando de paso un sistema operativo de red totalmente independiente. Mientras Occidente fragmenta su capacidad en nubes privadas, China ha levantado una autopista de datos estatal para no depender de nadie.