Quiero que automaticéis cada tarea posible": Jensen Huang, CEO de Nvidia, exige a sus empleados usar la IA para todo

Jensen Huang presiona a sus empleados para que automaticen todo lo posible con IA, asegurando que el objetivo es aumentar la productividad y no recortar plantilla

Quiero que automaticéis cada tarea posible": Jensen Huang,  CEO de Nvidia, exige a sus empleados usar la IA para todo
El CEO de NVIDIA califica de "insanos" a los directivos que no adopten la IA, buscando convertir la empresa en un ejemplo de eficiencia automatizada
Publicado en Tecnología
Por por Sergio Agudo

Jensen Huang no se anda con chiquitas: quiere que NVIDIA funcione con inteligencia artificial, literalmente. El máximo responsable del gigante de los chips ha lanzado una directiva tajante a toda su plantilla: si una tarea puede automatizarse, debe automatizarse ya. Huang ha instado a sus empleados a utilizar agentes de IA para todo, llegando a decir que los directivos que no estén impulsando esta transición de forma agresiva están fallando a la empresa en su misión de convertirse en una máquina de eficiencia absoluta.

La información proviene de TechSpot, que se hace eco de una comunicación interna donde Huang ha sido muy gráfico. Su visión pasa por una empresa donde cada empleado humano esté respaldado por decenas de asistentes virtuales, creando una fuerza laboral híbrida. Es una apuesta arriesgada que busca justificar su liderazgo en el mercado no solo vendiendo el hardware, sino convirtiéndose en el ejemplo supremo de su aplicación práctica.

Una orden directa que choca con la realidad laboral

Huang ha sido brutalmente honesto: cualquier jefe que no esté automatizando está "loco". Esta presión encaja con los informes recientes donde el CEO aparece enfadado con sus directivos por ir demasiado lentos. La meta es convertir NVIDIA en una empresa de "100 millones de asistentes", multiplicando el rendimiento de sus 30.000 empleados humanos hasta niveles imposibles de lograr por medios tradicionales.

El ejecutivo se escuda en que esto no va de despedir, sino de producir más. Insiste en que la IA te obligará a trabajar más duro para mantener la relevancia. En su visión, la tecnología hace el trabajo sucio para que los humanos resuelvan problemas millonarios. Suena bien sobre el papel, pero pone una carga inmensa sobre la plantilla para reinventar su día a día constantemente.

Sin embargo, la promesa de seguridad laboral choca con la realidad del mercado. Vemos que la IA ya está devorando puestos de trabajo en sectores donde la eficiencia se traduce directamente en despidos. Aunque NVIDIA crece, la orden de "automatizarlo todo" suele acabar con menos gente necesaria para hacer lo mismo, por mucho que el consejero delegado prometa ahora que nadie perderá su silla.

Es curioso ver esta agresividad cuando Huang ha sido ambiguo antes. Le hemos visto pasar de negar riesgos a predecir un apocalipsis laboral según el día. Al exigir automatización total, acelera el futuro que preocupa a los trabajadores, convirtiendo su propia empresa en un campo de pruebas masivo para la sustitución de tareas humanas por algoritmos.

Correr tanto tiene sus peligros. Muchas compañías que reemplazaron trabajadores con IA ya han visto que cometieron un gran error, y es que los bots no son tan listos como se vende. NVIDIA juega con ventaja porque fabrica la tecnología, pero forzar la máquina donde no toca puede generar ineficiencias internas o problemas de calidad que queden ocultos bajo la velocidad de producción.

En el fondo, este movimiento es puro marketing bursátil. Necesitan demostrar que la IA es rentable y funcional a gran escala. Si la empresa que vende los picos para la fiebre del oro no los usa, nadie lo hará. Es una maniobra para mantener la maquinaria del hype girando y justificar una valoración de mercado estratosférica.

Jensen Huang ha dejado clara su postura: el futuro de NVIDIA será híbrido o no será. Queda por ver si este empujón agresivo hacia la automatización total resulta en la superproductividad prometida o si, como muchos temen, acaba demostrando que los empleados humanos se están convirtiendo en el cuello de botella de sus propias empresas.

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