Por qué es recomendable que apagues la cámara en tus reuniones de trabajo

Durante la primavera de 2020 explotó un fenómeno que hasta entonces no era demasiado común, el de las videollamadas. Fue la única manera de poder continuar con la actividad en determinados aspectos, generalmente el laboral. Todos los sectores, incluso el educativo, han hecho uso de aplicaciones como Zoom, Google Meet o Skype para poder continuar con las tareas. Sin embargo, el debate surge sobre la conveniencia o no de apagar la cámara durante una de estas reuniones. ¿Has tenido esa duda en alguna ocasión? Aunque de ello hablaremos más adelante, lo más conveniente es apagarla durante una reunión de trabajo.

Intimidad revelada

Cuando estamos realizando una videollamada de ámbito laboral en nuestro hogar, estamos descubriendo una parte que quizás nos incomoda, como es el espacio en el que nos encontramos. Efectivamente, no tienes por qué mostrar a los demás esa ubicación, porque puede que tu equipo se encuentre en la habitación de juegos de tus hijos pequeños, o bien estés hablando desde el portátil y en ese momento solo puedes estar en la cocina. Afortunadamente, la mayor parte de aplicaciones para realizar videollamadas ya permiten ocultar el fondo, difuminarlo o poner uno diferente y muy atractivo. Por ejemplo, en Zoom se pueden aplicar fondos para que nuestro entorno domestico no quede revelado. No tener por qué mostrar el entorno en el que te encuentras quizás es una de las razones de peso para poder apagar la cámara. Sin embargo, cuando tu aplicación te ofrece la posibilidad de ocultar el fondo, esto puede quedarse en una mera excusa.

Las razones por las que apagar la cámara

La razones por las que desconectar la cámara durante una videollamada de trabajo responde a otro tipo de cuestiones. La concentración es la principal causa por la que debes hacerlo. Cuando estamos realizando una videollamada laboral con bastantes participantes, la atención se dispersa enormemente, y esto puede hacer que sea mucho más difícil seguir el contenido de la esta. Un estudio realizado al respecto y que se puede consultar en la publicación Plos One, determina que "la presencia de señales visuales sorprendentemente no tiene ningún efecto en la inteligencia colectiva; además, los equipos sin señales visuales tienen más éxito en sincronizar sus señales vocales y turnos de voz, y cuando lo hacen, tienen una inteligencia colectiva más alta. Nuestros hallazgos muestran que la sincronía no verbal es importante en la colaboración distribuida y cuestionan la necesidad de soporte de vídeo."

Es decir, cuando estamos eliminando la señal de vídeo somos capaces de mantener mejor la concentración, ya que evitamos una distracción que se produce al tratar de sincronizar el turno de voz con la señal vocal. Nuestros esfuerzos por tratar de mantener la sincronía, hacen que nos estemos perdiendo lo esencial, que es el mero acto de comunicación y su contenido. Por tanto, apagar la cámara no es un acto de rebeldía, sino una manera de tratar de estar a lo que se debe estar, es decir, al contenido de lo que realmente importa. Por otro lado, mantener la cámara encendida hace que nos agotemos mucho antes.

Hay reuniones en entornos laborales en los que el tiempo se alarga y tener la cámara encendida no ayuda en ningún momento. Más que nada porque nos obliga a mantener una compostura por la que estamos en un estado de permanente tensión. En cualquier momento alguien puede interrumpir en tu estancia, sobre todo si tienes hijos pequeños. Una situación embarazosa por la cual se acumula más rápidamente ese punto de tensión tan poco deseable.

También conviene hacer mención a otro factor que se da con demasiada frecuencia. Seguro que has oído hablar de la denominada "fatiga por Zoom" y que supone también un inconveniente añadido. Este continuo bombardeo de videollamadas está causando un estrés muy elevado a los trabajadores y ha sido corroborado por un estudio de la Universidad de Stanford. Se produce además un hecho muy relevante, afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres. En muchas ocasiones no se tiene verdadera conciencia por parte de los equipos directivos sobre estos hechos, por lo que reducir la frecuencia de videollamadas es una buena medida para evitar este tipo de agotamiento.

¿Qué hacer ante una reunión de trabajo?

En el caso de que tengas una reunión con pocas personas o simplemente sea una charla con tu jefe, mantener la cámara encendida no va a suponer ningún tipo de inconveniente. Podrás mantener la concentración siempre y cuando no se vaya a demorar más de la cuenta y tengas la absoluta certeza de que nadie te va a molestar. En el resto de los casos, si se trata de una reunión de bastantes integrantes, pero hay un buen ambiente, antes de desconectar la cámara es interesante que hagas conocedores a los demás de tus intenciones.

Es decir, no la apagues “a la brava”, ya que este gesto puede ser tomado de una manera distinta y puede que se te pidan explicaciones en privado. Simplemente manifiesta su deseo de tener la cámara desconectada por todo lo que hemos comentado arriba, tus ganas de poder mantener la concentración y así poder sacar el mayor partido a todo lo que se comente en esa reunión.

Ahora que ya sabes por qué apagar la cámara en una reunión de trabajo es una buena medida para aumentar tu productividad. No dudes en hacerlo siempre que se den las circunstancias oportunas. Es más, si alguien te hace un comentario afeándolo, tienes la opción de rebatir ese argumento, ya que hay un estudio científico que avala que mantener la cámara encendida durante una videollamada puede no ser la mejor de las opciones. Crear un buen ambiente laboral pasa siempre por encontrarse a gusto con lo que estamos haciendo, y el exceso de videollamadas supone un desgaste excesivo que mina el rendimiento.

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