"Es la Apple de China": el CEO de Ford elogia a Xiaomi tras probar el SU7

El jefe de Ford lleva seis meses conduciendo un Xiaomi SU7 por las calles de Detroit y dice que no piensa devolverlo. Jim Farley ha sido claro: los fabricantes chinos lo están haciendo mejor. Tras importar el coche a Estados Unidos para analizarlo, se ha encontrado con un producto que deja en evidencia a gran parte de la industria occidental, admitiendo que la ejecución tecnológica de su competidor es "fantástica".

Lo cuenta en una entrevista en La Nación, aprovechando su visita a la planta argentina de la marca. Farley explica que el comité directivo decidió traer varios modelos chinos para entender a qué se enfrentan. El resultado ha sido un baño de realidad: han visto de primera mano cómo Xiaomi ha logrado una integración digital que las marcas de toda la vida todavía no saben ni por dónde coger.

Miedo real en Detroit

Jim Farley, CEO de Ford

Farley define a Xiaomi como la "Apple de China" del sector del motor. Destaca que el coche está conectado con todo el ecosistema del usuario, algo que explica por qué la firma tecnológica ya ha fabricado medio millón de coches en tiempo récord. Según él, aunque vendan 10.000 o 20.000 unidades al mes perdiendo dinero, están construyendo una marca imparable basada en la experiencia de uso.

En las oficinas de Ford hay preocupación. Farley admite que los fabricantes chinos son el rival a batir, mucho más peligrosos de lo que fueron Toyota o Hyundai en su momento. No es para menos: en algunos meses puntuales, Xiaomi ya vende más coches que la marca de Elon Musk. Han demostrado que una empresa de móviles puede enseñar a los veteranos cómo se hace un vehículo moderno definido por software.

La competencia aprieta también en la forma de vender. Mientras marcas chinas despliegan plataformas que funcionan como el Amazon de los coches eléctricos, en mercados como el europeo duplican su cuota de mercado rápidamente. Ford sabe que no puede pelear con las mismas armas de siempre y necesita reaccionar antes de perder su sitio.

Para intentar frenarlos, han montado un equipo aparte en California. Se trata de un grupo pequeño de ingenieros, lejos de la burocracia de la sede central, con la misión de crear coches eléctricos baratos por menos de 30.000 dólares. La idea es competir en precio y tecnología contra quienes ya lo están haciendo, asumiendo que sus modelos actuales son demasiado caros y complejos para ganar esta batalla.

Mientras tanto, Ford sigue invirtiendo en lo que le da dinero seguro, como la nueva Ranger híbrida enchufable en Argentina. Pero las palabras de su CEO dejan claro que el futuro no va solo de potencia o capacidad de carga, sino de quién hace el mejor software. Y ahora mismo, ese mérito lo tiene una empresa que hasta hace dos días solo conocíamos por vender teléfonos.